Irene Arcos (Madrid, 1981) se ha vuelto a meter en la piel de Macarena, una mujer imperfecta y llena de contradicciones que va tejiendo una telaraña de mentiras en la que acaba siendo prisionera y va arrastrando a su entorno. Así la encontramos en la segunda temporada de 'Todos mienten', cuyo capítulo final ofrece Movistar Plus+ el jueves 11, y se podrá ver ya completa. Además, hasta el 7 de enero está en el Teatro Español de Madrid con la obra 'Tan solo el fin del mundo', que la llevará de gira hasta junio. Solo un 8% de los actores tienen la suerte de vivir de su trabajo. Ella forma parte de ese porcentaje.

Todos mienten, pero uno no puede evitar pensar que Macarena, su personaje, es la más culpable. ¿Será por esa imagen que le persigue desde la primera temporada?

En esta segunda temporada, desde el guion se ha jugado a eso: a desactivar más a Macarena, a enredarla más en sus mentiras y ese puede ser uno de los motivos por los que te la creas menos. Aunque el motor de mi personaje esta vez es intentar ser una buena madre, no como en la primera, que lo acaba dinamitando todo. Ahora quiere hacerlo bien, pero lo hace de una manera impulsiva y torpe, en la que se va enredando en mentiras. Y a veces mentir para proteger no es bueno, porque al final todo siempre pasa factura. La mentira es como una telaraña. Y mi personaje está en una telaraña que ella misma ha tejido y en la que es prisionera.

En esto están todos: en proteger a sus hijos sea como sea.

Macarena carga con un sentimiento de culpabilidad muy profundo y es ahí donde ella encuentra la validez para mentir impunemente a sus amigas, al exterior... Tiene un sentimiento de culpabilidad con respecto a su maternidad y a su hija. Todo lo que hace es por protegerla, sí, pero también hay una negación muy grande. Porque si el personaje asumiera la situación de su hija, no haría esto. Pero hay algo como de: será algo pasajero, yo la cuidaré.... 

Sin embargo, no parece querer cuidar al bebé que lleva dentro. No para de fumar y beber alcohol. 

Es que ese embarazo lo utiliza un poco como moneda de cambio para que Ana (abuela del niño que espera) no diga nada, para mantenerla callada y proteger a su hija. 

Ana (Natalia Verbeke) hará lo que sea por proteger a su nieto. 

Ana está completamente fuera de sí. Está viviendo un duelo porque ha muerto su hijo y se aferra al único rayito de luz que le puede suscitar cierta emoción. Ana saca un beneficio de esto: ese niño. Se aferra a eso para mantener algo de su hijo con vida y sigue lo que le va diciendo Macarena. Y esta intenta proteger a su hija para que no vaya a la cárcel, por no destrozarla, por ver si tiene otra oportunidad. Y ser una buena madre. Mi personaje creo que cargaba con mucha culpabilidad, pero, al mismo tiempo, intenta disimular, una falsa normalidad, una aparente gestión de las cosas... Pero se va acorralando y se le cae la ficha. Y ahí es cuando vemos el dolor de la madre. 

En cierta manera se mienten también a sí mismos para seguir adelante. A veces, con desfachatez. 

Yo creo que eso a veces puede sucedernos ante una situación tremenda. Tu cerebro busca maneras de evadirse. Puede perfectamente, sabiendo todo lo que sabe, tomar un café con sus amigos y querer esa normalidad de la vida de antes, aunque todo lo lleva dentro. Pero son mentiras momentáneas, porque puedes mentirte a ti mismo, pero antes o después, la realidad se impone siempre. Llega un momento donde eso ya no camina más.

Todas estas tramas complejas y giros de guion les pone a prueba su capacidad actoral. 

Pau (Freixas) nos ha guiado en todo momento. Nos ha ido diciendo el racord emocional del personaje. Ahora pasamos de una situación en la que a lo mejor está más tensa con el descubrimiento de algo y en la siguiente secuencia el «aquí quiero que sea la reina del disimulo». A mí a veces me chocaba cómo actuaba. Pero él iba tejiendo todo el mapa emocional para mantenernos en lo que él buscaba con estos personajes contradictorios: Macarena puede estar llorando y agobiada en una escena, y al rato se pone un vestido y se va a ver a su amiga policía y hace como si nada. Hay una frivolidad y unos juegos que Pablo tenía claros desde el guion. Nos descolocaban, pero es por lo que la serie funciona.

Le gusta esta serie porque encarna a una mujer imperfecta, dice.

Es liberador, la verdad, poder hacer de mujeres que hagan las cosas mal, que se equivoquen, que cometan errores, que no se rijan por los patrones de belleza, bondad, ser sexi o los cánones que hasta ahora estaban solamente permitidos dentro de los distintos perfiles que podemos hacer como actrices, sino meternos en los lugares que hasta ahora han sido encarnados por las figuras masculinas en la ficción. Personajes imperfectos que pueden ser graciosos, que pueden hacerlo mal, que pueden ir mal vestidos... y están estupendos así y son queridos dentro de su imperfección. Pues qué bien poder hacer mujeres también así... 

No se quejará de los papeles que ha ido haciendo hasta ahora. Incluso ha participado en una serie tan emblemática como 'Cuéntame'.

Fue una participación pequeñita, pero como todas las actrices y actores de este país, creo que es una serie que dura tantos años antes o temprano pasas por ella. Creo que hacía de secretaria de Toni. Son cositas que vamos haciendo. Es que estamos hablando una profesión en la que solo el 8% trabaja y vive de ella. Eso supone que hay ya no una generación, muchas que no han tenido ni siquiera la oportunidad. Bueno, es una suma de cosas y todo lo que se haga son escalones que nos llevan a los que somos. 

¿Le gustaría una tercera temporada de 'Todos mienten'?

Una tercera y lo que sea con Pau . Soy de su equipo para lo que quiera.

Últimamente se rumorea sobre su vida privada, aunque usted siempre la ha mantenido al margen. ¿Cómo lo consigue?

Hablando solo de mi trabajo.