Tenis

Nadal pasa de homenajes y se agarra a Madrid tras dar una lección a De Miñaur

El balear se impone con autoridad al tenista australiano y sigue vivo en su última participación en el torneo de la capital de España

Rafael Nadal, en el Mutua Madrid Open

Rafael Nadal, en el Mutua Madrid Open / / MANU FERNANDEZ

Daniel Gómez Alonso

Repetía una y otra vez Rafa Nadal antes de sus partidos que no está en Madrid para ganar. Que estaba para disfrutar de su última vez en casa, del torneo que más veces ha jugado en su carrera. Pero en el primer punto del choque, y tras un peloteo intenso con el siempre correoso Álex de Miñaur, cierra con un golpe ganador y grita a los cuatro vientos su característico "¡vamos!". Y en el segundo juego, ya al resto, rompe el servicio del australiano y se gira, puño cerrado mediante, hacia su palco, donde su hermana y su mujer imitan su gesto.

Mirada enrabietada de todos los suyos y de pronto, los más de 12.000 espectadores que abarrotan la Caja Mágica viajan, por un momento, a 2017, año en el que ganó el último de sus cinco entorchados en la capital. Cualquiera diría que eso de que está en la capital "por una cuestión emocional más que tenística" era un farol, a juzgar por la victoria (7-6(6) y 6-3, en 2 horas y 2 minutos), y lo que es más importante, por las sensaciones.

Lo de este sábado no era un homenaje, como muchos de los presentes podrían haber pensado, sino un partido de tenis. Y si no que se lo pregunten al juez de silla, con el que se las tuvo tiesas el balear por una bola que había ido fuera y que le podía poner doble break arriba en el inicio del choque. Desde el primer hasta el último punto, De Miñaur en modo pared, paciente, sabiendo que el tiempo juega a su favor. El español sacando el martillo, mandando, intentando acortar los puntos porque, con el correr del partido, el australiano se empieza a imponer en los peloteos. Y toma la iniciativa dándole, rompiendo dos veces seguidas el servicio del balear para dar la vuelta al 2-0 inicial. Pero ahí resurge el Nadal "competitivo", ese que él mismo no veía a estas alturas.

Cada golpe ganador (11 en el primer parcial) es gasolina para la confianza de un Nadal que sabía que sus opciones de victoria pasan por ganar el primer set y apretar, con el apoyo del público en el segundo. Y se agarra al primer parcial, y con él lo hace la red, que le hace un par de favores en puntos claves que le llevan hasta el tie-breakAhíen la muerte súbita, cada punto de Rafa y cada error de De Miñaur se celebran como un gol. Contemporiza el ganador de 22 grandes, que ve síntomas de nerviosismo en su rival, al que la pista se le queda pequeña. Y cuando ve malherida a su presa, muerde.

El primero a la buchaca, y de Miñaur empieza a ver la que se le viene encima. Y más cuando, en el primer juego del segundo set, Nadal rompe de nuevo su saque. Queda mucho, de Miñaur aún ni lo sabe, pero ese el game overA partir de ahí, Nadal no duda con su saque, que crece cada juego, y cierra al resto con uno de sus reveses característicos y entre gritos de "oe, oe" de la grada. Y se regala un partido más, el lunes ante el argentino Pedro Cachín.

"Es una sorpresa. Hoy he conseguido jugar más de dos horas y cerrar con una victoria que me permite volver a jugar en esta increíble pista me hace muy feliz", reconoció un emocionado Nadal, que aseguró que "volver a disputar otro partido significa todo para él".