En abril de 1979 la democracia entraba en los ayuntamientos. Se han cumplido recientemente 40 años. Se daba un paso delante de enorme trascendencia en el complejo proceso de transición democrática y los nuevos ayuntamientos representaban una pieza de enorme importancia para acercar la democracia a las personas, para hacer real una democracia participativa en la que la toma de decisiones se acercaba a la gente común. Cobró fuerza el municipalismo como una fuerza que iba a transformar las ciudades.

En Córdoba ganó la izquierda. Y volvió a ganar en sucesivas consultas. Bajo gobiernos del PCE y de Izquierda Unida se fue generando un sistema de participación ciudadana pionero en España y se fueron produciendo transformaciones urbanas de importancia (Renfe, Río Guadalquivir, dotaciones, equipamientos e infraestructuras en nuestros barrios, ampliaciones urbanas...) a la vez que se impulsaron políticas culturales de primer nivel (Fundación Gran Teatro, creación de la Orquesta de Córdoba, Festival de la Guitarra...) y de desarrollo y defensa de lo público con la creación y el desarrollo de empresas y órganos de gestión municipales (Sadeco, Aucorsa, Emacsa, , Vimcorsa...) y de atención a las necesidades más urgentes a través de la red de servicios sociales comunitarios. Fueron procesos complejos, no exentos de dificultades y de altibajos, pero que poco a poco se fueron abriendo paso hasta formar parte del pulso cotidiano de la ciudad.

Hoy nos enfrentamos a otras elecciones municipales, a nuevas realidades y a nuevos retos. Como es natural, muchas cosas están en juego. La principal el modelo de ciudad y mantener y conservar los logros conseguidos, aprendiendo de los errores y huyendo de políticas excluyentes y privatizadoras. La izquierda debe defender una ciudad integrada e integradora, con más dotaciones y equipamientos, en la que lo público sea un verdadero vector de desarrollo y en la que el patrimonio y la cultura sean nuestras verdaderas señas de identidad, a la vez que un proyecto de desarrollo económico y social que no se sustente únicamente en el turismo. El turismo, gran fuente de riqueza para nosotros, debe basarse en un patrimonio bien conservado y mejor gestionado, en un diseño cultural amplio y mantenido en el tiempo y en un casco histórico vivo, habitado y atractivo que no sea un mero teatro de operaciones ni un escenario plagado de viviendas turísticas y actividades folclóricas.

Y una vez más, la participación ciudadana será un factor clave para todo ello.

* Exalcalde de Córdoba