Si se fijan, lo único que avanza es el calendario y la degradación del medio ambiente. Lo primero, el hombre no sabe pararlo y lo segundo pasa, horroriza, pero se consiente porque en esto somos una generación de cornudos.

Lo demás está más bloqueado que nunca aunque sí que hay una ilusión -única- en marcha: el papel de las señoras, el reconocimiento de sus derechos, aunque avance con lentitud y persistiendo como natural su subordinación. Y las continúan matando (porque se puede). Pero es verdad que ahora, por ejemplo, cuando en Europa uno de los bloqueos se convertía en insoportable se decidió como mala y última salida que dos mujeres (conservadoras eso sí, nadie es perfecto) presidirán la Comisión Europea y el Banco Central. Esto no sucedía antes ni hace muy poco. No olviden este recordatorio: anteayer, como quien dice, en la inauguración con muchísimos artistas de la Sagrada Familia, la función de las señoras se limitó a que fuesen ellas quienes recogían lo que habían utilizado los varones y quienes estirasen los manteles del altar para que quedasen bonitos.

En lo demás, el bloqueo es muy general. Nos gobiernan, dicho sea con perdón, muchos estúpidos únicamente pendientes de figurar, ampliar su poder y garantizar como sea su continuidad. Eso pasa en los países, en las instituciones, en los partidos... No es muy fantástico depender de los golpes de humor o de genio de tipos como Trump, Putin, el chico gordito de Corea del Norte o ese jeque de Arabia Saudí al que tuvo que dar la mano -la suya sangrienta- ante las televisiones de todo el mundo nuestro Pedro Sánchez, pobrecito, petróleo y riqueza obligan (dependemos de que nos suministren y nos compren cosas, y si no que por lo menos no nos veten). Pero no quiero ser cobarde y ceñirme solo al escenario internacional cuando aquí tenemos a nuestra escala portentos como Rivera y Casado, como Puigdemont y Torra, que hacen lo que pueden para desorientarnos y decepcionarnos. No es que los demás sean prodigiosos pero no son exactamente como ellos.

Avanza el calendario y la degradación ambiental. Pero, por favor, por un día, ante lo que nos horroriza el calor excesivo, déjenme que les recuerde lo muy injustos que siempre hemos sido con la gente que entre otras cosas es pobre y vive sin democracia porque donde habita el clima es muy poco favorecedor del trabajo y de la libertad. Los inmigrantes son como las mujeres antes de su tirón actual. Piénsenlo.

* Periodista