Atrajo la atención de niños y mayores la semana pasada en la plaza de La Corredera. Guiado solo por su voz, un halcón, entre otras 11 aves diferentes, hacía cuanto él le ordenaba para asombro del improvisado público. Hizo que el personal conglomerado formase una fila con las piernas separadas. Le pegó una voz al ave, que sobrevoló la zona como un depredador al acecho, y en un espectacular vuelo acrobático se coló entre el público sin rozar a nadie. Su nombre es Francisco Miranda y fue el responsable de los espectáculos de cetrería en la última edición del mercado medieval de Córdoba.

La cetrería es un arte ancestral. Consiste en la caza de volatería o presas de tierra a través de aves rapaces. En Córdoba, existen distintas asociaciones dedicadas a divulgar y fomentar esta milenaria técnica de caza. Es el caso de Acecor (Asociación Cetrera de Córdoba). Sergio López, su presidente, subraya que entre los problemas que encuentran los cetreros en la actualidad están los cazadores, que consideran a los profesionales de la cetrería "una suerte de furtivos que trabajan con alimañas", por ello reivindica un espacio de vuelo para sus aves.

Con tono emotivo, López -que tiene en su haber un gavilán, un cernícalo común, un cernícalo vulgar, un águila harris y un halcón sacre- define la cetrería como "el arte de adiestrar aves rapaces". Una vez están entrenadas se utilizan para cacería, exhibiciones y, especialmente, para ahuyentar a otras aves en aeropuertos, bases militares y estadios de fútbol. En este sentido, fue Félix Rodríguez de la Fuente quien en la década de los 60 impulsó la Operación Baharí en la base de Torrejón de Ardoz para evitar que patos, cigüeñas y palomas pudieran entorpecer la correcta entrada y salida de aeronaves.

Un pionero de la actividad cetrera en Córdoba fue Francisco Muñoz, quien fundó en 1987 la mentada Acecor y actualmente está a cargo de la Asociación de Cetreros de Andalucía. Se dedica a la organización de jornadas de convivencias de cetreros en las que se hace un escape, es decir, se suelta una presa procedente de una granja cinegética para que el ave rapaz la capture. No obstante, Muñoz asegura que prefiere la caza real a los espectáculos ya que permite al maestro cetrero lucir el adiestramiento del animal.

La cetrería, al igual que la caza, solo está permitida en los períodos habilitados a tal fin, es decir, cuando se abre la veda. Por ello, esta actividad se practica en los cotos intensivos de caza durante todo el año porque, como indica el presidente de los cetreros andaluces, "las aves se han de sentir en contacto con la naturaleza y no dejar el ejercicio para mantenerse en forma".

Distintos tipos

En la cetrería destinada a la caza, que no al espectáculo, hay que distinguir entre las aves rapaces de alto -halcones- y de bajo vuelo -las águilas, las aguilillas y los azores o gavilanes -, que podrán obtener presas muy diferenciadas, como roedores.

Por su parte, Rafael Valero, presidente de la Unión Cetrera Los Califas, centra sus esfuerzos en mejorar las condiciones de lo que él llama "los cetreros de ciudad" y se dedica a la realización de eventos para poner en valor la cetrería. La organización que preside forma parte de la Asociación de Cazadores de La Rambla. "Aún está la creencia de que las aves rapaces son alimañas, pero lo que se captura con la cetrería solo es un 1%". Valero es el responsable del control de aves en distintos puesto estratégicos, como la central térmica de Puente Nuevo. Y es que no hay nada tan corrosivo para las distintas infraestructuras como los excrementos de las palomas y los estorninos.