Ni el más optimista de los aficionados del Real Madrid podía soñar el 4 de enero del 2016 que el equipo blanco viviría el momento dulce que vive menos de 20 meses después. Relevó ese día Zinedine Zidane a Rafa Benítez en una arriesgada maniobra de Florentino Pérez, que no faltó quien calificó como un salto al vacío sin red. Acabó ese curso, sin embargo, con otra Liga de Campeones ganada de nuevo al Atlético. Una final que acabó convertida en plataforma de lanzamiento hacia la madurez de un conjunto que apunta a quedar instalado por un tiempo más bien amplio en un estado de felicidad que solo ha conocido en tiempos no muy lejanos el Barça.

Un punto de partida desde el que Florentino sentó de forma inopinada el precedente de aplicar el sentido común a la hora de completar la plantilla con los únicos retoques de las reincorporaciones de Morata y Asensio. Nadie acababa de creer al presidente cuando el año pasado a estas alturas aseguraba que era imposible mejorar la plantilla y proclamaba que no cabían en ella más fichajes.

Más o menos lo que dice ahora después haber insinuado su interés en Mbappé el día de su toma de posesión tras su reelección sin rivales, aunque días más tarde dijera que es muy difícil que un jugador de solo 18 años tenga un puesto de titular en el Madrid. Esta vez la credibilidad del dirigente no ofrece dudas, pese a que el técnico francés se resiste a dar la plantilla por cerrada y solo confirma que se quedan todos los que están.

GOLPE DE AUTORIDAD

Claro que el Madrid viene ahora de firmar su doblete histórico, al que ha añadido en el plazo de una semana la Supercopa de Europa ante el United y la Supercopa de España, con un golpe de verdadera autoridad ante un Barça desnortado a raíz de la espantada de Neymar. Un repaso que lleva a los madridistas a empezar a ensayar ya la sintonía de un sextete que pondría al cuadro blanco a la altura del Barça monumental de Pep Guardiola.

Le ha ido de cine al Madrid con Zidane en el banquillo, con la política de continuidad en la plantilla y la contención en el gasto impuesta por Florentino Pérez. Así seguirán por segundo año consecutivo y las señales indican que no dejarán de crecer.

EL SUSTO DE RONALDO

Pasado el susto de la posible salida de un Cristiano Ronaldo zarandeado por las autoridades tributarias, la formación tipo mantiene sus nombres y estructura, con la única incógnita de si el discutido Bale despegará por fin. Benzema, si sigue por el camino del partido de vuelta de la Supercopa de España, disipará cualquier duda.