El Salón Rico del conjunto arqueológico de Medina Azahara vive un momento clave y «especialmente interesante» de su restauración ante el comienzo, en septiembre, de una fase que lo acercará un poco más a su visita al público, cerrada desde hace 10 años. Aunque nadie se atreve a dar una fecha definitiva para esto, sí se puede aventurar que esta nueva fase de su rehabilitación consistirá en la primera parte de una intervención que será la definitiva. «Tenemos suficiente conocimiento sobre el recinto para terminar el edificio», asegura Antonio Vallejo, director del yacimiento, que en todo este trabajo resalta la importante labor de investigación que se ha llevado a cabo durante años para construir un puzzle sin un dibujo de referencia, destacando que esta fase de la restauración «es continuadora de todo lo anterior». «En Medina Azahara cada intervención se apoya en las mejoras que se han introducido a lo largo de los años en los diferentes proyectos», una labor que hay que agradecer a muchas personas, especialmente a Antonio Escobar, el restaurador que ha trabajado durante años en el yacimiento y «ha sido una persona clave» en el conjunto arqueológico.

Los trabajos, que durarán ocho meses y se realizan con la colaboración de la World Monument Found, se sitúan ahora en la reposición decorativa de los atauriques de la fachada del recinto, un conjunto de 2.600 fragmentos que se colocarán con todo el mimo del mundo después de conocerse, gracias a estas investigaciones, cuál era esa composición, el material que pertenece a esa fachada, y así plantear una composición fidedigna. «Este es el elemento más complejo de definir en cuanto a su diseño», señala Vallejo, que explica que, en cuanto al interior del Salón Rico, «sabemos las piezas que van en las partes que faltan y ahora mismo hay documentación y conocimiento suficiente para terminar el edificio».

Una imagen perfecta

«El ciudadano podrá tener una imagen perfecta de lo que era la fachada de esta estancia, con independencia de los huecos que quedarán», continúa Vallejo, que explica que las piezas, igual que en el interior, reflejan elementos arbóreos de distinto tipo. «La singularidad del Salón Rico está en la decoración de los tableros, que representan a la naturaleza y donde se muestra la extraordinaria creatividad de estos artesanos del Califato», dice Vallejo, que añade que esta decoración «supone el mejor ejemplo de la plástica islámica de todos los tiempos».

El estanque, ante la fachada de la joya de Medina Azahara. / FRANCISCO GONZÁLEZ

Durante el cierre del conjunto arqueológico debido a la crisis del coronavirus se han llevado a cabo una serie de reformas, entre otras en el sistema de agua, gracias a la cual se ha llenado el estanque que luce frente al Salón Rico, una nueva visión a la se une la especial sonoridad que producen los caños de donde brota el agua. Este estanque forma parte «del poder que se produce en ese espacio», donde, frente al Salón Rico, lugar de en el que recibía el califa, también había otro edificio de representación política del que las investigaciones han arrojado que era el salón de recepciones del príncipe heredero, «algo completamente inusual en el mundo islámico, donde el hijo recibía a las distintas delegaciones junto a su padre», según relata Vallejo.

Ante la necesidad que tiene Abderramán III de consolidar el califato, en los últimos años de su vida, en torno al 955, necesita reafirmar la dinastía y crea un salón de recepciones políticas para el heredero. Según Vallejo, este edificio, que se sitúa al otro lado del estanque, está lleno de atauriques y la aspiración ahora es conocer cómo era esa decoración y donde estaba situada, y con toda esa información, «cuando toque, se decidirá si se reconstruye o no».

Antonio Vallejo y Cristina Casanueva, ante una planimetría del recinto. / FRANCISCO GONZÁLEZ

El Salón Rico se excava en los años cuarenta del pasado siglo e inicia su reconstrucción y proceso de investigación una década después. «Cuando se produce el traspaso de competencias a la comunidad autónoma en 1985, el equipo que entra continúa toda la labor de investigación que se había hecho en años anteriores» y, sobre todo, se estudia dónde debían ir esas piezas, lo que queda plasmado en unas planimetrías que en el año 2013 continúan realizándose en una nueva fase de su restauración, que queda suspendida en el 2015.

Único en el mundo

«Este recinto constituye un atractivo de primer nivel, no solo local o nacional, sino internacional», dice Vallejo sobre lo que puede suponer incluir el Salón Rico en la visita al conjunto arqueológico. «No existe un edificio de recepciones políticas de esta cronología en el mundo islámico, tenemos pequeños palacios en Oriente, en Siria y Jordania, pero no los hay en Irak, donde desaparecieron», de forma que esta reconstrucción del Salón Rico «nos permite disfrutar de un edificio único en el mundo y conocer cómo era el protocolo de la corte, que expresa la manera en que el estado quiere mostrarse y es una enorme escenografía donde cada pieza está en su sitio, aunque a lo largo del tiempo va sufriendo cambios», continúa el director del yacimiento, que trabaja con «emoción y responsabilidad» entre piezas milenarias y planimetrías de exactitud extraordinaria.

Otros recintos

Además de este recinto, hay otros en Medina Azahara con los que se podría ampliar la visita al yacimiento tras su adecuada restauración, como, por ejemplo, la vivienda de la Alberca, aunque ese es un proyecto de futuro, según Vallejo, que reconoce que «queda mucho en Medina Azahara por conocer, conservar y poner en valor para hacerlo accesible», por lo que «la excavación no es una prioridad ahora mismo».

Una imagen del Salón Rico, con los atauriques ordenados sobre el suelo. / FRANCISCO GONZÁLEZ

Y también es un proyecto de futuro que la visita se haga desde el museo, para lo que se necesitaría una plataforma, «pero hay que priorizar otras cosas», señala Cristina Casanueva, delegada territorial de Cultura. Lo que sí parece estar «muy avanzado» es el plan director que marcará la estrategia del sitio en los próximos diez años, que incluirá planes de investigación, conservación y difusión.

Además de actualizar el sistema de agua, durante el cierre del conjunto arqueológico se han reparado algunas infraestructuras, y en el Centro de Recepción de Visitantes se ha reformado todo el sistema museográfico, se ha modificado el aula didáctica para prepararla como sala de conferencias o presentaciones de libros, entre otras actividades, de manera que el auditorio quedaría destinado a los grandes congresos, además de su uso diario como lugar de la proyección del audiovisual preparatorio para la visita. También se han hecho algunas reparaciones que necesitaba el yacimiento, que, después de tres meses, volverá a abrir sus puertas el miércoles, «un día muy especial y esperado» para Cristina Casanueva y Antonio Vallejo, que creen que «queda mucho por descubrir en Medina Azahara y estamos en el camino adecuado para llegar a ello».