Leer o no leer. Esa es la primera cuestión. Y si leer sí, qué leer. Hace tiempo que el futuro de los libros, los de papel, y con ellos, el futuro de las librerías, es incierto. Ubicados, unos y otras, en el centro de un tsunami tecnológico que acontece en un entorno donde escasea el tiempo, cada vez son menos quienes eligen pensar en lugar de desconectar.

En ese contexto, Córdoba celebra hoy, como el resto de España, el Día de las Librerías, esos lugares amables, de olor característico que invita a acercase a tocar los libros y a quedarse con ellos. No es de extrañar que el lema elegido por los libreros para este día sea Las librerías nos tocan en un intento de reivindicar el concepto de comercio de barrio y con él el trato individualizado y personal que no es posible cuando la elección de las lecturas se realiza a través de una pantalla.

Año tras año, los datos hablan y no van a mejor. Según el 45% de los libreros, el 2020 será un año malo para el sector. Lo confirman los datos del último informe de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías, que advierte de una nueva caída de las ventas de un 3,3%. ¿Si se lee menos, se publica menos también? La respuesta es no. Según el último informe de la Federación de Editores de España, el número de títulos que se publican se mantiene estable en los últimos años, en torno a los 240.000 anuales, mientras la cifra de ejemplares vendidos ha caído hasta un 34% en una década. La conclusión es sencilla. Hay más libros que lectores. Varios editores en español han aprovechado esta semana el congreso de la Real Academia de la Lengua que se celebra en Sevilla para alertar precisamente de la «sobreoferta» de libros que existe en el mercado, al tiempo que advierten de la falta de prescriptores que pongan luz en ese mar de títulos.

Las librerías, por su parte, reclaman un pacto de Estado por la lectura con «acciones concretas y medidas urgentes» que palien el desinterés creciente por los libros. Según el informe de los editores, el 96% de los españoles dice que lee, pero solo seis de cada diez lee libros. En Córdoba, el escenario es especialmente preocupante. No hay más que salir de casa en busca de una librería para darse cuenta de que, con suerte, encontraremos una papelería donde vendan algún título. Según Hermenegilda Moreno, presidenta en funciones de los libreros de Córdoba y dueña de Títere, en los últimos años han cerrado muchas y actualmente hay al menos cuatro «en puertas». En su opinión, «el problema de las librerías es que la gente no lee, no hay más», lo cual es un problema para los libreros, «pero sobre todo para la sociedad». Según un informe de los editores, el año pasado, solo un 45% de los andaluces compró un libro (no de texto), cinco puntos por debajo de la media nacional y 11 menos que en comunidades como Madrid.

La causa, en su opinión, está clara. «No hay estímulos a la lectura, el libro no está presente en el paisaje de los niños ni de los adultos, en la televisión no se habla ni se ven libros» y además, entre los que sí leen «falta conciencia sobre el daño que se hace al comercio local cuando la compra de libros se hace en grandes plataformas olvidando a las librerías, que hace tiempo damos la opción de compra online en la plataforma Todostuslibros». Respecto a la sobreoferta, Moreno confirma que es así: “Por eso, quienes llegan a una librería en busca de orientación, repiten».