Pese a que el cine «es un medio increíble para contar historias» y al éxito cosechado con su primer largometraje, Las heridas del viento, que ayer presentó en la Filmoteca de Andalucía, el dramaturgo, y ahora cineasta, cordobés Juan Carlos Rubio asegura que «no piensa en cambiar la cámara por la escena» porque «yo me siento más protegido en el teatro, donde hay más tiempo para madurar un proyecto, mientras que el cine es mucho más grande, mucho más laborioso y costoso, y te queda menos tiempo para pensar». Aunque también recurre al «nunca digas de este agua no beberé», ya que, «en un principio, no pensaba ni en dirigir teatro, y he acabado haciéndolo, y tampoco creí que haría cine», pero, de momento, continúa con sus proyectos escénicos.

«Emocionado» ante la proyección en Córdoba de su primera película, con la que ha cosechado, desde su presentación en la pasada edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla y en la 43 edición del Festival Iberoamericano de Huelva, numerosos reconocimientos, entre otros, el Asecan a la Mejor Dirección Novel, Rubio aseguró ayer que «presentar tu trabajo en casa siempre es una experiencia única».

La muerte de su padre obliga a David a hacerse cargo de su legado. Entre sus pertenencias encuentra algo inesperado: las cartas de amor de otro hombre. Desconcertado por el descubrimiento, decide visitar al supuesto amante de su progenitor y descubrir la verdad. Este es el punto de partida de Las heridas del viento, en la que el dramaturgo adapta y dirige para la gran pantalla uno de sus textos teatrales más celebrados por la crítica y el público. «El impulso para hacer esta adaptación vino del productor teatral de la obra, Bernabé Rico», señaló Rubio, que aseguró que dirigir este filme ha sido «una experiencia nueva», reconociendo que le gusta ser un poco «kamikaze» en el sentido de «aventurarme por caminos no transitados». La posibilidad de «atrapar estos personajes y, sobre todo, el trabajo de Kiti Mánver y Daniel Muriel, en una película que queda para siempre, era un aliciente extraordinario», prosiguió Rubio, que explicó que «nos lanzamos con los miedos que siempre se tienen, pero también con la confianza de que en el teatro había tenido mucha repercusión y éxito». Igual que en la obra, el peso de la película recae en Mánver, con quien el dramaturgo lleva trabajando trece años. «Espero que sigamos colaborando, es un lujo contar con ella», destacó Rubio, que, además de seguir con la gira de Sensible, su último montaje, ya está trabajando con la actriz en un nuevo proyecto teatral, Juntos, una comedia en la que también intervienen Melanie Olivares, Gorka Ochoa e Inés Sanchís y se estrenará en agosto. Por último, el dramaturgo hizo un balance «muy positivo» de su primera incursión en el cine porque «el publico está reaccionado muy bien, está viajando a muchos festivales del mundo y estamos consiguiendo el mismo objetivo que teníamos con la obra de teatro, emocionar a la gente y darles que pensar acerca del amor y de las deudas pendientes en vida».