Los cines de verano, uno de los pilares de la oferta cultural del estío cordobés, que normalmente abren sus puertas a mediados de junio, todavía no tienen fecha para hacerlo este año. Las consecuencias de la pandemia de la covid-19 también han dado de lleno a estas salas abiertas llenas de historia, que tendrían que someterse a una restricción de aforo y unas normas que quizá no hicieran rentable su apertura. Pero mientras a Martín Cañuelo, empresario que gestiona estos recintos en Córdoba desde el 1986, le salen las cuentas, hay dos recintos, el Coliseo San Andrés y el Fuensenca, que tienen la esperanza de celebrar este año un aniversario muy especial con los amantes del cine. El primero de ellos, situado en la calle Fernán Pérez de Oliva del barrio de San Andrés, llega en 2020 a sus 85 años de existencia, mientras que el de la plaza de la Fuenseca, que le da nombre, cumple su 75 aniversario.

Decano de los cines de verano cordobeses, el Coliseo se ha mantenido en uso ininterrumpidamente desde 1935, a excepción del verano de 1937, en que permaneció cerrado, y guarda especiales recuerdos, ya que tiene la peculiaridad de disponer de un escenario cubierto al que en su día subieron grandes estrellas del teatro, la música y el flamenco del momento como Fosforito, Manolo Caracol, Rafael Farina, La Paquera de Jerez y La Niña de la Puebla, entre otros.

Cañuelo atesora desde casi su infancia una gran cantidad de carteles de antiguas películas y programas de mano que son testigos de lo que sucedió en estos emblemáticos recintos, y a los que este enamorado del séptimo arte y esta tradición vuelve una y otra vez, tratándolos con el mimo y el cariño que se merecen estos documentos únicos que encierran bonitas y entrañables historias desconocidas para muchos cordobeses.

Aunque desde los años 80 el Coliseo San Andrés solo se utiliza como cine de verano, los programas de mano que guarda como oro en paño Cañuelo muestran cómo este espacio fue escenario de espectáculos musicales, sobre todo de copla y flamenco, convirtiéndose en un lugar de referencia para estos géneros, a los que se unía también la zarzuela y la revista musical, ya desaparecida de los teatros.

Narrador de cine mudo

Este espacio inició su andadura en mayo de 1935, y el empresario que promovió su construcción fue Antonio Cabrera, un hombre, según cuenta Cañuelo, que procedía del mundo del teatro y del cine e, incluso, hacía de narrador de aquellas películas mudas que solo se acompañaban por el sonido del piano. «Se hizo con el teatro Duque de Rivas y, a partir de ahí, empezó a abrir locales en Córdoba y algunos pueblos de la provincia», recuerda Cañuelo, que considera que la gran aportación de este empresario fue este recinto tipificado como casa de vecinos de arquitectura andaluza que se publicitaba como El mejor local de verano de Andalucía.

La vida de este histórico cine comenzó con la proyección de la película Sor Angélica, una cinta de 1934 de Francisco Gargallo que se dio por desaparecida en 1942 y de la que no se supo nada hasta el 2017, cuando fue recuperada por la Filmoteca Española. Se trata de una producción que, según las crónicas de la época, logró un gran éxito comercial al conseguir más de 100.000 espectadores tras su estreno en Madrid el 22 de octubre de 1934, y es un melodrama que responde al esquema de la mujer deshonrada que ingresa en un convento. Hasta finales de los años 60 se intercalan las proyecciones con los espectáculos musicales, comedias y zarzuela.

De Fosforito a Pepe Da Rosa

Entre ellos figuran montajes como el del 5 de septiembre de 1957, que tenía como protagonista a Manolo Caracol, un espectáculo que en aquella época denominaban «ópera flamenca». Un año antes, el 16 de agosto, tras su triunfo en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, fue Fosforito quien se subió a este escenario, lo que supuso su primera actuación después de ganar este prestigioso certamen.

Cañuelo continúa buscando entre sus viejos programas de mano hasta llegar al 25 de julio del 1959, fecha en la que acudió a este recinto La Paquera de Jerez con el montaje Así canta Andalucía, en el que participaba Rafael Farina, mientras que el 25 de julio de 1960 encabezaba el cartel Antonio Molina. Fuera de este género, el empresario se remonta al 15 de agosto de 1938, en plena guerra civil, cuando se puso en escena una zarzuela a cargo de la Agrupación Lírica Cordobesa. Por otro lado, a principios de los sesenta se representaron varias revistas con mucho éxito y en el año 1964 se puso en escena un espectáculo salido de la radio en el que intervenía el popular humorista y cantante Pepe da Rosa.

El cine de Hollywood

Por su parte, en mayo de 1945 abrió sus puertas el cine de verano Fuenseca, que gestionaron varios empresarios durante sus primeros inicios y se publicitaba, según los programas de mano de Cañuelo, como «Amplio y agradable local situado en la típica plaza de su nombre», aunque también tuvo una denominación mucho más poética: «Amplio y agradable local por sus aromáticas plantas». «En aquellos años se proyectaron allí todos los grandes éxitos de Hollywood, además del producto nacional, como las películas de corte folclórico, «que también gustaban mucho a la gente», continúa rememorando Cañuelo. Este cine se distinguió, entre los años 50 y hasta mediados de los 60, por ser un local en el que se proyectaban los estrenos de la temporada al alcanzar un importante acuerdo con algunas distribuidoras cinematográficas de la época. Así, en aquellos años llegaron a esa pantalla películas como El tigre de Esnapur y La tumba india, del director Fritz Lang; o A pleno sol, de René Clément, con Alain Delon como protagonista.

Este recinto, que ha sido restaurado y mejorado recientemente, está situado en lo que era el huerto de las casas del conde de Arenales, que data de la época de Fernando III El Santo. «Allí se asentaron los nobles y por esos años se construyó el convento de Santa Marta», explica el empresario, que asegura que el torreón que ahora luce el recinto de la plaza de la Fuenseca era un mirador y la puerta del cine era la entrada al huerto. «La gente asimila los cines de verano a las casas patios, pero no es así», concluye Cañuelo, que deja claro que a los cines de verano «hay que asociarlos a las antiguas huertas».