Con rigor histórico, un tono divulgativo y un material expositivo bastante alejado de lo común, el Archivo Provincial invita a un recorrido por la medicina y la forma de curar en Córdoba en los tiempos de Cervantes, teniendo en cuenta que la enfermedad y la muerte han sido las grandes preocupaciones humanas a través de los tiempos. Así, bajo el título Drogas y sangrías, el arte de sanar en tiempos del Quijote, la antigua capilla de los Escribanos alberga hasta el 4 de junio una exposición que recrea la botica de otras épocas a través de escrituras antiguas desconocidas, incunables sobre cirugía, una pecera con sanguijuelas como las empleadas en la época, una muestra de plantas medicinales y otros medicamentos documentados en las boticas de entonces, además de un árbol genealógico en el que se mezclan farmecéuticos genoveses y médicos judeoconversos, según señaló el delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte, Francisco Alcalde, que dio a conocer esta muestra y a cuya presentación acudieron los presidentes de los colegios oficiales de médicos y de farmacéuticos de Cordoba.

Comisariada por los investigadores de la Universidad de Córdoba Antonio Díaz y Rafael Girón, la muestra irá acompañada de un ciclo de conferencias y ha sido posible gracias a la colaboración entre el Archivo Histórico Provincial, el Laboratorio de Estudios Judeoconversos de la Universidad de Córdoba y la Biblioteca Pública Provincial, que ha aportado una selección de libros, entre los que destacan la Gran Cirugía de Chauliac, un incunable de 1498 que es todo un manual para cirujanos y barberos; el Ars Medicinalis, de Galeno, comentado por Francisco Vallés, médico de Felipe II, o la traducción al castellano del libro Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos de Dioscórides, hecha en 1570 por Andrés Laguna, farmacólogo y médico judeoconverso, quien también realizó las ilustraciones. También han participado la Diputación y el Jardín Botánico, que ha recreado los elementos utilizados en las antiguas boticas; el Archivo Municipal, con reproducciones de documentos; el arquitecto Álvaro Carnicero, con ilustraciones de hospitales antiguos, y Fernando Girón.