«En Roma ya se sabe./No dejes de extrañarte hasta que puedas. Lo demás sólo es gracia./Importa, sí, que el sol no se nos rompa entre las manos». Son unos versos del libro ʻ Cuaderno de Roma , del poeta y clérigo teatino Valentín Arteaga. Un libro que no se parece a otros pues, como dice el autor, la poesía tiende a la plegaria y la espiritualidad a la sed. Es un viaje interior, rememoración de la ciudad que bien conoce, porque vivió allí dos tiempos. Como estudiante en los años 60, y después en los años de nuestro siglo. La Roma eterna, que transpira movimiento y belleza, cotidianeidad e historia, inspiración y vida. Peregrinación desde los ojos del niño que fue en Campo de Criptana. Pasos que recorren vías, piazzas, fontanas, basílicas: ˂»Santíguate despacio el corazón y ve a la búsqueda/de la sed, niño solo. La sed anida/como un albatros virgen en las ramas del agua».˃ Leer y releer este libro es experiencia que abarca lo humano y lo divino, entre el gozo y la chispa. ˂El Tíber cruza la redondez del día. Dios te asista, muchacho.˃Una fiesta, el libro. Pero una fiesta con alma.