Hay un resplandor muy puro de cuarcita que conforta y serena en los versos iridiscentes de Raquel Lanseros. Ella es un arco iris. En su poesía hallas túneles de luz y árboles que susurran enamorados en un bosque de Dante. Uno observa el vuelo de las nubes de abril rozando campanarios y olmos de oro sutiles. Los versos de Raquel son bellas espinas que abrigan nuestra sangre, gotas suaves de plata que bordan nuestro ánimo.

La poesía de Lanseros nos hace más humanos. Al leerla sentimos «los ojos de la niebla» más pura del mundo ofreciéndonos un remanso que ilumina los huertos baldíos del silencio. Dentro de su discurso lírico hay verdad. En los versos de Matria, se eterniza el viento y la voz de la autora muestra el horizonte de «la primera verdad que siempre vuelve». Raquel Lanseros ofrece en su poesía un sendero de orquídeas y luciérnagas que sueñan conduciéndonos al bosque de la felicidad.