El profesor de Lengua y Literatura de la Universidad de Barcelona y colaborador habitual de El País, Jordi Gracia (Barcelona, 1965), ha publicado un ensayo, Javier Pradera o el poder de la izquierda (2019), donde pretende entender el funcionamiento del poder a través de la biografía de un hombre de pensamiento y acción, en la España franquista y después democrática de la segunda parte del siglo XX.

Javier Pradera pertenecía a una de las familias vencedoras de la guerra civil, sacudido por las contradicciones de la época, en contacto con la calle, las miserias, el silencio impuesto y las mentiras del régimen franquista.

Su abuelo Víctor, destacado político carlista navarro, y su padre, fueron asesinados en la retaguardia republicana por lo que su familia queda rota de manera trágica por la violencia revolucionaria del 36. El joven Pradera estudia Derecho y se siente atraído por las nuevas ideas y por la política, alineándose con el falangismo puro y antifranquista. Es un disidente del régimen, aunque aún imbuido de la retórica de la «revolución pendiente» falangista.

A partir de 1955 se produce en su vida un tránsito traumático y doloroso desde la vieja lógica fascista a una nueva conexión de izquierdas. Se introduce en una célula comunista clandestina a través de Federico Sánchez (en realidad Jorge Semprún) y su amigo Enrique Múgica, lo que va a suponer toda una traición a su pasado, ya que los «rojos» eran los enemigos incuestionables para su familia. Un cierto desclasamiento y una nueva ideología le producen una enorme crisis tanto personal como política.

El nuevo programa de acción de la vanguardia histórica tendrá como objetivo prioritario el derrocamiento inminente del franquismo. Pradera concibe el marxismo como un método de análisis de la realidad social y como esperanza de la revolución comunista por venir.

En 1956, el PCE abandera la idea de la Reconciliación Nacional entre vencedores y vencidos de la guerra civil española. En 1959, participa en la Huelga Nacional Pacífica, que resultó un enorme fiasco, porque que no consiguió paralizar absolutamente a nadie. Pradera, escarmentado por la esclerosis dogmática comunista, abandona definitivamente el PCE a causa de la expulsión injusta de Claudín y Semprún, de los que se sentía cercano. Fue tachado por Santiago Carrillo de ser ciclotímico, díscolo inmaduro y propenso a cierta impaciencia. Con la revolución cubana, entre finales de los 50 y comienzos de los 60, pasará de la euforia de los inicios a todo un desengaño como una experiencia fallida y decepcionante. Fidel Castro apoyó en 1968 la entrada de los tanques rusos en Praga que acabó con la primavera del socialismo de rostro humano. El «hombre nuevo» no aparece por ningún lado, sino todo lo contrario, y menos aún una «sociedad nueva».

Pradera no necesita de ningún proceso de desestalinización porque entró ya desestalinizado. En los años 60 se dedica a labores editoriales en FCE y en siglo XXI, junto a la colección de bolsillo de Alianza Editorial. En los 70 participa en la fundación del diario liberal El País y como editorialista más o menos anónimo. Con motivo del intento de golpe de Estado del 23F, es el autor del editorial titulado El País con la Constitución.

Posteriormente, fue el primer firmante del escrito colectivo que pidió el voto favorable en el referéndum sobre el ingreso en la OTAN. Durante este período defiende un pragmatismo socialdemócrata de carácter reformista dentro de las coordenadas europeas. A lo largo del siglo XXI fue el cocreador de la revista Claves de la Razón Práctica, junto al filósofo Fernando Savater.

Huyó de las tentaciones utópicas y estériles de la extrema izquierda, buscando su propia reeducación para reconvertirla, primero en instrumento de cambio moral e intelectual y después en política. Evolucionó desde un falangismo juvenil apasionado a un materialismo histórico adulto sosegado, desde un comunismo impulsivo a la defensa racional de una socialdemocracia liberal. Siempre pensó que la izquierda debía de dotarse de un programa sólido como condición para conseguir el poder.

Este ensayo trata de los avatares de la izquierda donde ha sido un referente. Felipe González lo definió como «el disco duro de la Transición», el que todo lo sabía y todo lo recordaba, a través de sucesivos círculos concéntricos, que era su manera de proceder. Juan Luis Cebrián lo consideró como un hermano mayor que les aleccionaba sobre la necesidad de la ética en la política y en el periodismo.

La vida y la obra de Javier Pradera es la historia del poder de la izquierda durante el franquismo y en la España democrática. Su poder se encarna en editoriales, catálogos, colecciones y traducciones. El poder de la izquierda a través de los libros ayudaron, sin duda, a que emergiera el antifranquismo durante la dictadura. Honrar hoy a Pradera a través de un ensayo es elogiar la libertad de los heterodoxos, así como la inteligencia viva de los reformistas.

‘Javier Pradera o el poder de la izquierda’. Autor: Jordi Gracia. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2020.