Sorprende leer en estas páginas escritas por Auguste Meylan en 1874 lo que sería el relato ameno y pintoresco de un libro de viajes si no fuera porque el periodista suizo visita España en plena guerra civil entre liberales y carlistas. Su narración, sin dejar de ser colorida y costumbrista, no habla ya solamente de ciudades y gentes, colores y paisajes, costumbres y fiestas de aquella España decimonónica, sino que retrata, de forma fiel y objetiva la realidad política y social de nuestro país entre los años 1873 y 1874.

Y la mirada del corresponsal suizo es privilegiada y elocuente. Imprescindible para el historiador de hoy o el lector aficionado a la historia de España si se busca desentrañar la esencia de este país, porque los hechos que narra Meylan explican perfectamente toda nuestra historia durante el siglo XIX y primera mitad del XX. Narra el corresponsal suizo sus impresiones de aquel país en guerra con admirable vivacidad; describe los hechos de forma tan amena y vigorosa que A través de las Españas se convierte en un libro de estilo atractivo para quien quiera degustar el aroma de aquella época pero también tremendamente interesante para el historiador, que elogiará la precisión de la narrativa de Meylan, la justeza respecto a los hechos, los detalles y la descripción psicológica de importantes personajes de la historia y la descripción detallada y desgarrada de la batalla de Somorrostro en que se decidirá aquella terrible guerra civil entre liberales y carlistas.

Auguste Meylan, periodista suizo (1840 - 1897) escribió relatos de viajes por Europa y África como corresponsal de periódicos suizos y francófonos como Le Temps, Le Siècle, Le Monde Illustré o el Independence belga. Su libro A través de las Españas, publicado en 1876 ha sido ahora traducido por la editorial Trifaldi, que ha captado el interés del texto como portentosa contribución al conocimiento de nuestra historia entre los años 1873 y 1874. La introducción, traducción y notas corre a cargo de Máximo Higuera, a quien hay que felicitar tanto por la exquisita traducción como por la cuidada edición del libro, que reúne grabados de la época, dibujos, introducción e índice geográfico.

Asombra el valiosísimo testimonio psicológico y vital que Meylan vierte sobre los hechos. El periodista aprovecha el relato de los acontecimientos y la descripción de nuestro bello país para sacar conclusiones personales que asombran por su actualidad y que explican perfectamente aquel catastrófico siglo XIX español y los defectos que como pueblo aún lastran nuestro presente. Desde el desapasionamiento y la imparcialidad que le otorga su condición de corresponsal extranjero procura ceñirse a los hechos y al relato exacto de los lugares que visita, pero Meylan también hace comentarios que definen nuestro país como sujeto histórico. «Entre los cactus, los naranjos y las palmeras aparece Córdoba, la antigua Córdoba de los moros. Todo aquí es mármol del recuerdo; los romanos cedieron el sitio a los moros, quienes construyeron setecientas mezquitas; más tarde los cristianos construyeron en esos mismos monumentos cientos de conventos que aún existen hoy en día. Si los hombres de esas épocas hubieran desplegado la mitad de actividad en construir vías de comunicación, las llanuras del sur de España enriquecerían al país entero» (pág. 158). Detalles que no solo se centran en lo etnográfico, geográfico, histórico o etiológico, también analiza el papel social de los distintos estamentos. «El clero en esta insurrección ha desempeñado el mismo papel que en 1808, en 1820 y en 1833: fanatiza a las masas y aprovecha su enorme influencia para empujar al país hacia nuevas complicaciones de las que nadie puede prever el fin» (pág. 104).

El corresponsal se entrevista con Emilio Castelar y con generales liberales, con el temible cura Santa Cruz y con los carlistas, pero no deja de analizar ni por un momento a sus gentes «el pueblo reflexiona poco o nada, y en este país de fáciles entusiasmos, las reputaciones se sostienen por medio de acciones buenas o malas, sublimes o detestables» (pág. 49). Incluso en la crítica, hay nostalgia y cariño por este bello país del que apunta los defectos para que podamos mirarnos en ese espejo y elevarnos de una vez sobre nuestros vicios «¡Buen pueblo!, pensé yo, si pusiera tanta paciencia en su organización como pone en suicidarse, no dejaría de convertirse en la primera nación del globo» (pág. 94).

‘A través de las Españas’. Autor: Auguste Meylan. Editorial: Trifaldi. Madrid, 2018.