La rehabilitación subsidiaria de El Parador por parte del Ayuntamiento de Montilla se hace esperar. Un año después de iniciarse el expediente administrativo para propiciar la recuperación de este emblemático edificio situado en la avenida de Europa, en uno de los principales accesos al casco urbano desde la carretera N-331, el Consistorio está a la espera de concluir una nueva evaluación técnica que determine el estado real del inmueble, que se encuentra en estado semirruinoso desde hace más de una década.

«Los técnicos municipales se encuentran evaluando el proyecto que realizó un estudio de arquitectura externo», explicó la teniente de alcalde de Urbanismo, María Luisa Rodas, quien añadió que el objetivo es poder determinar el alcance de la actuación necesaria para que pueda ser tramitada ante la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

El Parador de Riobóo es un antiguo caserío y lagar que posteriormente pasó a ser propiedad de las Bodegas Cobos y que, a finales del siglo XIX, contó con gran notoriedad, al ser un lugar de paso obligado para carruajes y diligencias. En la pasada década de los noventa se convirtió en uno de los lugares de ocio de referencia para los jóvenes de la comarca.

A pesar de ser un inmueble con un nivel 2 de protección global, su mal estado de conservación ha motivado numerosos informes municipales desde la década de los noventa.

En el 2015 el Ayuntamiento de Montilla inició el expediente de declaración de ruina y reclamó al propietario la necesidad de acometer una actuación «para demolerlo o, en su caso, para restaurarlo». Según detalló entonces un informe elaborado por los servicios técnicos municipales, «el edificio está inmerso en un proceso de deterioro general progresivo, presentando daños de consideración debido al agotamiento de los elementos estructurales y a la falta de conservación del mismo».

Así el informe municipal describía daños de consideración en la cubierta, degradación de los muros, desprendimiento de partes de la fachada y corrosión de elementos metálicos entre otros -motivo por el que se instaló un vallado de seguridad en todo el entorno-, concluyendo que «no es viable su rehabilitación, ni técnica ni económicamente, mediante consolidación o sustitución, ya que supera el límite del deber normal de conservación». No en vano, las lluvias registradas durante este invierno han provocado nuevos desplomes en su cubierta central.