La cooperativa Nuestra Señora de la Aurora de Montilla confía también en mantener la producción de los últimos años, que se ha situado entre los 2 y los 2,5 millones de kilos sobre la pasera, una cifra sensiblemente inferior a la que registraron en 2015, cuando la entidad que preside Juan Rafael Portero llegó a extender cerca de tres millones de kilos de uva junto a sus instalaciones, en uno de los márgenes de la antigua travesía de la carretera nacional N-331.

«El Pedro Ximénez es un vino del que casi no existen excedentes, es un producto único y diferente de Montilla-Moriles que se vende muy bien, por eso queremos mantener la misma cantidad», subrayó Portero que, al igual que el resto de productores, advirtió de los riesgos que podrían suponer las lluvias que suelen registrarse al final del verano en la Campiña cordobesa.

Por su parte, la firma montillana Bodegas Robles ultima los preparativos en la pasera con la que cuenta en el paraje de Villargallegos, en el término municipal de Santaella, junto a un viñedo ecológico con una extensión de 24 hectáreas de la variedad Pedro Ximénez que se caracteriza por la cubierta vegetal que tapiza toda la finca y que está formada por especies silvestres autóctonas. «Además de aportar nutrientes a la vid de forma natural, atrae a los insectos que controlan las plagas y ayuda a mejorar la fertilidad del suelo y a evitar su erosión», explicó Francisco Robles, alma máter de la firma bodeguera que se esmera en el cuidado ecológico de su viñedo. «Se trata de un vivero de levaduras y es el responsable último de que nuestros vinos consigan expresar su identidad, ya que pertenecen a su tierra», recalcó.