Las obras para restaurar y convertir en un punto de información turística el quiosco de Gran Capitán acaban de salir a concurso. Los trabajos se prolongarán durante tres meses y están presupuestados en 38.345 euros. Aunque se trata de un actuación de poco montante económico, tiene importancia porque el histórico inmueble que está adosado a la Real Colegiata de San Hipólito, se encuentra muy deteriorado y el Ayuntamiento lleva años queriendo darle uso. Las empresas interesadas tendrán hasta el día 23 de marzo para presentar ofertas.

El proyecto del quiosco que se ubica en el bulevar Gran Capitán, en la esquina con Alonso de Aguilar, fue elaborado por la Gerencia de Urbanismo durante el anterior mandato por encargo del anterior gerente, Emilio García. El proyecto consistirá en habilitar un vestíbulo de accesos, un aseo y zona de atención al público en un total de 11,32 metros cuadrados de superficie construida.

Según el expediente del servicio de Proyectos de Urbanismo, el quiosco es “un pequeño pabellón de estilo barroco de planta trapezoidal chaflanada en uno de sus ángulos rectos y de 6,37 metros cuadrados de extensión”, que fue ampliado con una estructura de menor altura. Además, “dispone de marquesina de un metro que soporta un tejadillo de teja vidriada de color”.

El quiosco se encuentra muy deteriorado. De hecho, en mayo del año pasado tuvieron que intervenir los bomberos, que lo acordonaron, por desprendimientos. Según el expediente, las maderas están afectadas por hongos y otros microorganismos del goteo del tejado; las paredes interiores también están deterioradas y presentan numerosas reparaciones; y su mostrador de mármol rojo tiene muy mal estado de conservación, con grietas y roturas.

El quiosco tiene su origen en el año 1925 y fue diseñado para que tuviera la función de estanco por el arquitecto Vicente Macho. Fue una concesión a José González Luque por diez años prorrogables a un máximo de 50. Con el paso del tiempo se destinó también a la venta de lotería. En 1991 el Ayuntamiento decidió poner fin a la concesión al estar regentado por otra persona distinta al concesionario inicial, al habérselo arrendado. La idea era sacar a concurso una nueva concesión. Ese año, el Ayuntamiento declaró extinguida la cesión y ordenó el desalojo del quiosco.

El inmueble no está protegido pero está adosado a un BIC, la Real Colegiata de San Hipólito, y se ubica en el ámbito de protección de la iglesia de San Hipólito y de la ermita de Nuestra Señora de la Alegría.

Desde el 2015 se sabía que el quiosco se convertiría en punto de información turística. El consejo rector de Urbanismo adoptó entonces el acuerdo de darle uso aunque antes debía anular la cesión iniciada en junio del 2013 para que la Compañía de Jesús lo utilizase como equipamiento para actividades culturales, religiosas, solidarias y de cooperación. El expediente se había paralizado porque la Iglesia lo había inmatriculado junto a la parroquia de San Hipólito. El Ayuntamiento inició negociaciones con el Obispado, que admitió que había sido un error esa inmatriculación, para su devolución y el quiosco volvió a ser municipal. El verano pasado, la primera teniente de alcalde, Isabel Albás, anunció que la restauración y su puesta en uso sería en este mandato.