Los cordobeses se están tomando la alerta motivada por el coronaviruscoronavirus en serio. Al menos, eso permite observar un paseo por el barrio de Ciudad JardínCiudad Jardín, una de las zonas con más vida de la ciudad, que en estos días parece dormida, aunque el movimiento se adivina detrás de las puertas y ventanas de las viviendas.

Bahija El Amani, una vecina, explica que tiene cuatro hijos, algunos adolescentes y una pequeña de cinco años. "Nos entretenemos con juegos de mesa y deporte. He recuperado cosas que no hacíamos desde hace años. Llevaba tiempo sin comunicarme así con mis hijos, porque con el trabajo y el estrés no te da tiempo", señala.

De este modo, la recomendación de no salir de casa salvo por necesidades imperiosas está motivando que las familias agudicen el ingenio para entretenerse y en ocasiones, cuando hay que salir al balcón para tomar algo de aire, también se producen charlas entre vecinos que en la calle, en estos momentos, son más difíciles.

En una farmacia de Gran Vía Parque, Milagrosa Pérez-Angulo afirma que "la gente está preocupada, quien viene es a por la medicación que tiene que tomar. No se están haciendo compras compulsivas".

Desde la puerta, una clienta le pregunta si disponen de mascarillas porque sufre alergia y Milagrosa le responde que no. En su establecimiento no tienen gel desinfectante, mascarillas y alcohol porque estos productos se destinan a los hospitales ahora, según detalla. "No nos podemos quedar sin médicos", subraya.

Por tanto, recomienda a la clienta que utilice gafas de sol, que evite hablar para no abrir la boca y que se la tape con una bufanda pero, sobre todo, no salir de casa y tratar de hacer todos los recados imprescindibles de una sola vez.

En otra farmacia, pero de la avenida de Medina Azahara, han colocado carteles para informar de que aún tienen gel desinfectante y un grupo de personas hace cola en la puerta, respetando la distancia de seguridad, para acceder al interior.

En las proximidades, Manuel Fernández y Miriam González destacan que han sido contratados para organizar el acceso de los clientes a una tienda de Mercadona. Cuando estos llegan, les aconsejan emplear el gel desinfectante que ha sido colocado en la entrada del local y guardar una distancia mínima de seguridad.

Consultados por este periódico, aclaran que si los clientes hacen cola es porque se les recomienda entrar de uno en uno y apuntan, asimismo, que los productos que se agotan son aquellos relacionados con la higiene "y los huevos a última hora del día".

Manuel Fernández y Miriam González, organizando el acceso en Mercadona. A. J. GONZÁLEZ

En la puerta de este supermercado, el taxista Fabián Caballero lamenta la bajada de actividad mientras desinfecta su vehículo y aclara que además de esta medida, estos profesionales cuentan con un lugar al que llevar el coche para desinfectarlo a diario.

Fabián indica que solo salen a trabajar en días alternos y, acerca de los clientes, precisa que solo puede viajar una persona en el taxi o dos si una de ellas es dependiente o necesita ayuda.

Fabián Caballero mantiene limpio su coche. A. J. GONZÁLEZ

Como él, Paula Larios y Paula Sánchez, madre e hija, subrayan que han notado "muchísimo" la pérdida de ventas en el estanco, aunque "quien viene igual se lleva un cartón de tabaco en lugar de un paquete", comentan.

Ataviadas con mascarilla y guantes, muestran a este periódico el desinfectante que utilizan para mantener la higiene en su establecimiento.Paula Sánchez hace hincapié en que, pese a la caída de actividad "hay que seguir pagando luz, agua y autónomos", y abunda en que "nos tendrían que haber dado más información".

De otra parte, entre los más perjudicados por la alerta sanitaria se encuentran aquellos trabajadores con temor a perder su puesto de empleo y este es el caso de Ramona Motiño, de Frutas y Verduras Ramona y Jesús, que asegura que "el barrio está desierto, ha bajado muchísimo la venta y nos está perjudicando a todos los pequeños comercios".

Ramona cree que "la gente está acudiendo a las grandes superficies" y advierte de que "mi jefe dice que si sigue así la situación, tendrá que cerrar y al paro. Un sueldo, el seguro y el local no se pueden mantener", añade.

En la calle, algunos vecinos, sobre todo, mayores, pasean con bolsas del supermercado, también preparados con mascarillas y en algunos casos incluso con guantes. Arriba en las ventanas y los balcones, algunas personas charlan entre ellas o con algún conocido que se encuentra abajo, dándose ánimos para sobrellevar el estado de alerta.