La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ha dado el visto bueno a la obra del Patio de Carruajes del Palacio Episcopal. La CHG ya ha emitido el informe solicitado por los promotores del proyecto (Obispado y Cabildo) a mitad de octubre al estar el edificio en zona de policía del río. Según distintas fuentes, el informe de la CHG es favorable y, tras el mismo, la tramitación de este proyecto puede seguir adelante, por lo que, si no hay nuevas sorpresas, la obtención de la licencia podría estar próxima, ya que, y como adelantó este periódico en octubre, también cuenta con el visto bueno de la Gerencia de Urbanismo desde entonces. Solo falta que la comisión municipal de licencias, que se reúne cada quince días (la semana que viene habrá una nueva sesión) dé el permiso, o que la obra, que está a la espera de autorización desde mayo del 2017, reciba autorización por resolución del presidente de Urbanismo.

En octubre, tras los últimas modificaciones realizadas que afectan a la galería del cuerpo acristalado que se construirá y eliminan una escalera, Urbanismo ya tenía los informes preparados, pero, antes de conceder la licencia, necesitaba la autorización de la CHG al encontrarse el Palacio Episcopal en la franja de 100 metros existente en los laterales del cauce del Guadalquivir. La petición de este informe sorprendió a los promotores del proyecto, que esperaban el permiso para octubre.

La petición de estos informes es obligatoria desde finales del 2016, momento en el que se aprobó el reglamento del dominio público hidráulico. Desde entonces, cualquier obra que se lleve a cabo en «zona de flujo preferente» (áreas que pueden anegarse en periodos de retorno de cien años), en espacio considerado «inundable» (cuando el periodo de retorno es de 500 años), en ámbito de «servidumbre» (franja de 5 metros que se encuentra en los laterales del cauce del río), o en zona de policía, precisa el permiso de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. En este caso, la sorpresa que se llevaron los promotores del proyecto es que se encontraron con esta exigencia en la fase final de la tramitación, cuando daban por hecho la obtención de la licencia.

LARGO PROCESO/ El proyecto tiene un largo recorrido desde que Cultura autorizó la primera versión en el 2013, que logró permiso de Urbanismo y que derivó en obras en el 2015. Sin embargo, la aparición de restos obligó a realizar un anteproyecto y un proyecto básico reformado posterior. En esa trayectoria, la iniciativa ha tenido ya varios informes favorables de Cultura, el último, de julio pasado. El proyecto se ha atascado en varias ocasiones, la última, en marzo de este año, momento en el que la reforma se atrancó por una escalera volada prevista en la torre que se alzaba sobre parte de los restos arqueológicos existentes y por la primera planta del cuerpo acristalado, que no terminaban de convencer a Urbanismo a pesar de que el Obispado aseguraba que ya se habían realizado modificaciones atendiendo a sus demandas. Tras aquel tira y afloja, el proyecto sufrió nuevos cambios en relación a la escalera, que desaparece, y a la galería, que pierde elementos para eliminar su impacto.