La denominada figura de custodia del territorio -cuya plataforma de coordinación a nivel nacional cumple ahora diez años- es un conjunto de estrategias e instrumentos que pretenden implicar a los propietarios y usuarios de áreas no urbanas en la conservación y el buen uso de los valores y los recursos naturales, culturales y paisajísticos. Para conseguirlo, se suscriben acuerdos y mecanismos de colaboración con entidades de custodia, que son organizaciones públicas o privadas sin ánimo de lucro que participan activamente en la conservación y preservación de territorios concretos.

En España actúan como entidades de custodia organizaciones tan diversas como una asociación de vecinos, una organización conservacionista, una fundación, un ayuntamiento, un consorcio y otros tipos de entes públicos o privados, que pueden incluso llegar a comprar determinados espacios naturales a sus propietarios. En muchas Comunidades Autónomas los terrenos suelen ser gestionados por colectivos u ONGs ambientalistas, que desarrollan proyectos de restauración. En el caso de la provincia de Córdoba son seis los acuerdos de custodia vigentes en la actualidad, según los datos de la Plataforma Custodia del Territorio de la Fundacion Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que afectan a algo más de 1.000 hectáreas repartidas en seis municipios cordobeses.

En concreto, estos acuerdos afectan a distintos espacios de Pozoblanco, Castro del Río, Nueva Carteya, Espejo, Zuheros y Córdoba capital, detrás de los cuales están dos entidades privadas sin ánimo de lucro y la propia Junta de Andalucía.

A nivel público, la Administración autonómica es la encargada del denominado acuerdo Fauna Amenazada - Águila Imperial, que desde el 2016 extiende su labor de conservación en pro de esta especie en unas 850 hectáreas de la sierra cordobesa.

Por su parte, la Fundación Internacional para la restauración de ecosistemas (FIRE), entidad privada sin ánimo de lucro integrada por más de una treintena de profesionales, custodia desde el año 2012 Las Quebradillas, en Zuheros, en un terrero que forma parte del Parque Natural de las Sierras Subbéticas.

Los otros cuatro acuerdos de custodia en la provincia son desarrollados por la Sociedad Española de Ornitología SEO/BirdLife, que desde el 2016 trabaja con los acuerdos de La Tosquilla, en Nueva Carteya; Casilla Aranda, en Castro del Río; Casa del Duque, en Espejo; y en el Olivar de la Luna, en Pozoblanco.

Además de la preservación de las aves, todos estos acuerdos tienen como objetivos declarados tanto la restauración y recuperacón de estos hábitats, como la promoción del aprovechamiento sostenible de sus recursos y la conservación de elementos singulares.

Sobre esta figura de la custodia del territorio los expertos indican que supone la recuperación de espacios ganados para la naturaleza y, por tanto, se convierten en un escudo ambiental que permite la restauración de hábitats de flora y fauna, o la reintroducción de especies amenazadas y en peligro de extinción, como es el caso del águila imperial en Córdoba.

Además, la compra de parcelas forestales por parte de particulares comprometidos con la naturaleza implica una mejor gestión de la biodiversidad y se favorece también la prevención de incendios.

Según el último informe de la Fundación Biodiversidad, la custodia del territorio aumenta cada vez más en España. Los datos del 2019 reflejan 218 entidades, con un incremento del 47,3%, y 3.100 acuerdos, lo que supone un aumento del 29% respecto a años anteriores.

En cuanto a la superficie que abarcan asciende a 577.915 hectáreas, donde la propiedad privada continúa siendo predominante, con un 73% de acuerdos y el 48% de superficie. Por su parte, la Red Natura -red europea de conservación de la biodiversidad en la que se integra el Ministerio y las Comunidades Autónomas como la Junta de Andalucía- está íntegramente representada en el 38% de esos acuerdos y casi el 53% de la superficie.

Con estos datos no es díficil afirmar que en la provincia de Córdoba, dada su superficie forestal y natural, la custodia del territorio es una figura que aún puede y debe aumentar. Una custodia que es una práctica bastante extendida por el mundo, sobre todo en los países anglosajones desde finales del siglo XIX, y que constituye otra herramienta más para luchar contra el cambio climático y trabajar por la sostenibilidad.