Por si a alguien no le quedó claro el mensaje del 8 de marzo del 2018, el feminismo ha vuelto a reactivarse en toda España, y en especial, en Andalucía. Lejos de perder fuelle, la amenaza a las políticas de igualdad y a la protección de las mujeres víctimas de violencia de género planteada por Vox en sus negociaciones con PP ha servido de espita para avivar el fuego, sacando de nuevo a las calles a miles de mujeres, y también a miles de hombres, en defensa de la igualdad. La proclama «Ni un paso atrás» se convirtió en trending topic en una jornada en la que el movimiento feminismo enarboló no solo la bandera de la igualdad entre hombres y mujeres sino de la igualdad a secas y contra el avance de la extrema derecha y sus mensajes xenófobos, con mensajes de solidaridad con los inmigrantes. Quizás por el matiz de esta protesta, que ha llevado al feminismo a plantarse no solo en defensa de los derechos de las mujeres sino por los derechos humanos, le haya hecho concitar más apoyos que en otras ocasiones, como el de la Asociación de Hombres por la Igualdad, que ayer emitió un comunidado refrendado con más de 27.000 firmas reclamando igualdad y negándose a mantener «un silencio cómplice».

El movimiento se desplegó en dos fases. Por la mañana, unas 3.000 personas, convocadas por de más de 45 colectivos, rodearon el Parlamento andaluz a la misma hora que en su interior se producía el debate de investidura de Juanma Moreno, en la que pretende ser «la primera de muchas movilizaciones» si detectan «el más mínimo retroceso en las políticas de igualdad». Lo que pasaba en la calle traspasó las paredes de San Telmo, haciendo que las fuerzas políticas se retrataran al respecto. Vox se quejó de que «se permitiera que la kale borroka estuviera en la puerta del Parlamento», numerosos cargos del PSOE de toda Andalucía se hacían la foto con las mujeres proclamándose como «altavoz aliado de los manifestantes» y reivindicando la «libertad de expresión». Podemos, por su parte, reclamaba a Vox que «se lavara la boca» para hablar del movimiento feminista. En PP y Ciudadanos ayer se hizo el silencio sobre el tema.

Por la tarde, las plazas de las principales capitales de España, entre ellas Córdoba, y de municipios de la provincia como Priego, Lucena y Cabra, se volvían a llenar de personas con el mismo lema «Ni un paso atrás». En Las Tendillas, ante más de 2.500 personas, varias mujeres se vistieron con el traje característico de la serie El cuento de la criada, basada en la obra de Margaret Atwood, en la que la mujer criada se cosifica hasta convertirla en objeto de reproducción puro y duro y es utilizada para traer hijos al mundo al ritmo estipulado por el poder.

También se dio lectura a un manifiesto que coincide con los mensajes lanzados en el resto de ciudades, la denuncia al sistema «patriarcal, capitalista y racista», la repulsa ante «el uso de los derechos de las mujeres como moneda de cambio en las negociaciones para formar gobierno» y la constatación de que la violencia de género es una forma específica de violencia contra la mujer que exige protección específica. «La ley contra la violencia de género es una de las que menos dudas de constitucionalidad alberga, ya que ha sido refrendada tras más de 200 cuestiones de inconstitucionalidad desde el 2008», recalcaron. También aportaron datos de la OMS como que «el 38% de los asesinatos a mujeres son casos de violencia de género» o que «el 30% de las mujeres han sido víctimas de alguna agresión machista».