Nueve de cada diez niños infractores internos en centros tienen problemas de drogodependencia, la mayoría consume cannabis. De hecho, según Justicia, "es llamativa la estrecha relación entre el consumo de drogas y el delito de maltrato familiar". En los centros no solo no se puede fumar, sino que los jóvenes tienen que someterse a controles tóxicos, algo que no supone un problema para los menores. "Saben que no pueden fumar y lo asumen, sin tratamiento y sin mono", afirma el director de Medina Azahara. Los casos más graves ingresan en régimen terapéutico (14 el año pasado). También es creciente la demanda de régimen terapéutico de salud mental (11 menores en el 2015), lo que ha obligado a aumentar el número de este tipo de plazas. En Córdoba, el centro Sierra Morena se encarga de estos casos.