Uno de los objetivos de la Convención de la Unesco del 2003 sobre el patrimonio cultural inmaterial es la preservación de la diversidad cultural ante la globalización. Ayer en París, desde el primer minuto de la séptima reunión de su comité, quedó bien claro que esta diversidad cultural está todavía presente y que los miembros de la Unesco están dispuestos a conservarla. Delegaciones de países como Sri Lanka, Noruega, Brunei, Japón o Namibia se pusieron a trabajar codo con codo desde las diez de la mañana en una sala de conferencias de la sede de la organización en la capital francesa, ya que la reunión no se ha podido celebrar en la isla caribeña de Granada por cuestiones organizativas. De hecho, la Unesco ha tenido que habilitar una segunda sala para seguir los debates debido a que entre delegaciones, organizaciones no gubernamentales y prensa hay más de seiscientas personas acreditadas.

Irina Bokov, directora general de la Unesco, fue la primera en dirigirse a esta pintoresca audiencia para dar la bienvenida a las delegaciones. El comité está formado por 24 países, que son los que deciden las inscripciones en la lista, pero a la sesión acuden muchos otros de los 148 países que han ratificado la Convención del 2003. España se encuentra entre los "privilegiados", ya que, además, es uno de los cinco vicepresidentes del comité y tiene preferencia para intervenir en los debates. También es uno de los estados que realiza más aportaciones económicas para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial y ayer su contribución económica fue reconocida junto a las de Noruega, Países Bajos y Japón. El resto de la jornada se dedicó a resolver aspectos institucionales y solo a partir de hoy se va a iniciar el examen de las candidaturas presentadas.

En esta mezcla de países y culturas las delegaciones que más han llamado la atención en la primera jornada han sido la japonesa, la mexicana y la venezolana. El país asiático solo presenta como candidatura la danza religiosa Nachi no Dengaku y, a pesar de que no ha recibido el visto bueno del órgano subsidiario, ha desplazado a una decena de representantes a París que intervienen constantemente en los debates del comité. La exigencia del proceso de selección para formar parte de la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco es lo que, probablemente, haya motivado el esfuerzo de los dos países latinoamericanos. Venezuela ha organizado una exposición en la sede de la Unesco sobre los diablos danzantes del Corpus Cristi y a la cabeza de su delegación se encuentra un viceministro del Gobierno de Hugo Chávez. En la delegación mexicana, por su parte, hay una decena de nativos de la región de Veracruz que, ataviados con trajes y sombreros típicos, intentan apoyar su candidatura.

El viaje a París de representantes de las asociaciones cordobesas es, por tanto, una buena noticia para la candidatura de la fiesta de los patios. Las discusiones en los pasillos y las polémicas acerca de la idoneidad de otras candidaturas ya han comenzado y, según los miembros de la delegación española, uno de los principales problemas en la reunión del comité del año pasado fue hacer comprender la inmaterialidad de esta tradición a los representantes de países con una cultura completamente diferente. Así que ha sido un acierto que los responsables de la fiesta puedan estar allí y resolver las posibles dudas.