El día en que ETA dice de nuevo adiós a las armas, Córdoba vuelve la vista al 20 de mayo de 1996. Aquel día, ETA mataba al sargento Miguel Angel Ayllón Díaz-González, natural de Granada, soltero y de 27 años, cuando esperaba en la avenida Carlos III el autobús militar que debía trasladarle a la base de Cerro Muriano, sede de la Brigada de Infantería Mecanizada Guzmán el Bueno X, en la que estaba destinado. A las 7.70 horas, una bomba escondida en un contenedor de basura acababa con su vida y provocaba heridas a otras cuatro personas: el matrimonio formado por Manuel Espino Madueño, de 53 años, que resultó con lesiones graves, y Antonia Lara Andreu, de 52; y otros dos militares, el capitán Antonio Duque Lozano y el alférez Antonio Granados Bermejo.

Tras la terrible explosión, la Policía Nacional acordonó unos metros y durante toda la mañana desfilaron por la zona cientos de vecinos, las autoridades civiles y militares de Córdoba, así como el entonces ministro de Defensa, Eduardo Serra (PP), sin saber que al lado había dos coches estacionados por la banda terrorista que habían cargado con 380 kilos de amosal. Transcurrieron once horas hasta que los agentes descubrieron los dos vehículos con matrículas falsas y que los terroristas habían colocado estratégicamente para hacerlos estallar al paso del autobús militar. A Córdoba le salvó entonces el detonador, que afortunadamente no funcionó. La carga que llevaban era suficiente como para haber reducido a cenizas el bloque número 11 de la avenida. El primero de ellos, un Volkswagen Polo con la matrícula falsa M-3369-KX, portaba en su maletero dos cajas con explosivos y una tercera bajo el asiento del conductor. Su explosión controlada causó ocho heridos y provocó numerosas escenas de pánico por el barrio. A últimas horas del día, los artificieros reventaron un Ford Orion con matrícula CO-3062-P.

LA MOCHILA DE LA ARRUZAFA Solo 78 días después, Córdoba fue de nuevo objetivo terrorista dentro de la campaña de miedo que ETA desataba contra intereses turísticos en el verano del 96. En aquella ocasión todo quedó en un susto, pero la Policía Nacional tuvo que desalojar el parador de La Arruzafa el 6 de agosto después de que tres llamadas alertaran a las 1.30 de la madrugada al diario Egin , a Cruz Roja y al propio parador de que ETA había colocado una bomba. Los agentes encontraron una mochila que había sido abandonada junto a un monolito de Abderramán I y que contenía aproximadamente 400 gramos de amonal. La Policía logró explosionar la mochila de forma controlada una hora y media después de haberla encontrado, ya en el exterior del establecimiento hotelero.

El año que ETA atentó en Córdoba, concretamente el 23 de junio, también declaró una tregua y ofreció al Gobierno negociar una salida al conflicto, pero el Ejecutivo de José María Aznar no respondió a la oferta.