Cristina ha perdido todo lo que tenía en la planta baja de su casa, pero la tormenta del lunes le ha dejado una certeza: su novio la quiere. "Pasé mucho susto, mi novio vino a rescatarme nadando", relata Cristina, vecina de El Tejar en Aguilar. Recuerda que en apenas unos minutos el agua pasó de un palmo de altura a 1,60 metros. "Los bomberos me dijeron que le pidiera a mi novio Daniel que no viniera. Se iba a ahogar y estaba empeñado en venir nadando a salvarme", cuenta la joven, que se rompió una pierna la noche de marras. Además, ella misma fue la salvadora de su vecina María José y sus hijos, de 9 y 12 años. "Conseguimos subir a la segunda planta de la casa con su ayuda y hasta se hizo daño en una pierna", explica María José. La solidaridad entre estas vecinas es solo un ejemplo de los muchos actos de heroicidad que se produjeron en aquellos momentos clave. La ubicación de El Tejar, en una hondonada, ya había provocado inundaciones el invierno pasado. "Pedimos al Ayuntamiento que hiciera nuevas canalizaciones pero no se han hecho", cuenta María José, quien tiró ayer todos los enseres que tenía en la planta baja de su vivienda. "No nos atrevemos a dormir aquí, pero estamos vendidos, no tenemos ni puertas".

Después de la tempestad, llega la hora de los seguros y de la incertidumbre de los afectados sobre si cubrirán las pérdidas. Francisco Albalá ayuda a su hija, a quien se le anegó el lunes la casa. "La pena --dice-- es que este barrio es de gente joven, que acababa de mudarse con un hipotecón. Ahora les costará más volver a empezar".