Por segunda vez en menos de una semana, los planes para la independencia de Escocia se han encontrado con obstáculos que pueden hacer dudar a los votantes de la capacidad de Alex Salmond para cumplir algunas de sus principales promesas. La de seguir perteneciendo a la Unión Europea, por ejemplo, se complica. El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, advirtió ayer que "sería extremadamente difícil, si no imposible", el que una Escocia independiente pueda formar parte de la UE.

En una entrevista concedida a la BBC, Barroso recordó que "todos" los socios comunitarios, 28 en total, deben aprobar la entrada de un país que ha decidido separarse de uno de sus estados miembros, como es el Reino Unido, un respaldo que ve como prácticamente imposible.

Barroso eludió comentar directamente el caso escocés porque, según dijo, no desea "interferir en ese debate democrático", pero puntualizó que "sería extremadamente difícil, sino imposible" obtener la aprobación de todos los estados miembros.

NO COMPARTIRAN LA LIBRA El pasado jueves el ministro británico de Finanzas, Georges Osborne, confirmó en un discurso pronunciado en Edimburgo que el Reino Unido no compartiría la libra esterlina con una Escocia soberana. Salmond por su parte ha amenazado con rechazar la parte de la deuda pública que le corresponde devolver a Escocia, en caso de que no pueda conservar la libra. Ayer, en un artículo en The Sunday Times , Salmond acusaba al Gobierno británico de "acoso".

Las últimas declaraciones de Barroso fueron recibidas con indignación en el Partido Nacional Escocés (SNP). La viceprimera ministra escocesa, Nicola Sturgeon calificó de "grotescas", las declaraciones de Barroso. Sturgeon recordó también que, "ningún estado miembro ha dicho que vetaría que Escocia siga perteneciendo" a la UE. En caso de victoria del sí en el referendo del 18 de septiembre, Escocia presentaría su candidatura a la UE.

El pasado enero, Barroso aludió a la situación similar a la de Escocia que tendría Cataluña si saliera adelante su proyecto independentista. Tras un encuentro con Mariano Rajoy, el presidente de la Comisión aclaró que de darse esas circunstancias, Cataluña se convertiría "en un país tercero con lo que respecta a la Unión" y debería pedir el reingreso. Barroso también ha dicho por carta a Artur Mas, que Cataluña quedaría automáticamente fuera de la UE si se independiza.