En plena crisis, con la cartera resentida, dos tormentazos en los primeros días de la fiesta, sin poder ya fumar en el interior de las casetas… No parecía un buen comienzo para la feria en esta década. Pero la capacidad que tiene la fiesta de sobreponerse y reinventarse en los malos momentos, que es cuando resulta más necesaria, no tiene parangón. Y eso fue lo que hizo la edición del 2011, en donde el gasto fue más comedido pero sin bajar demasiado la animación en casetas, muchas de ellas ya acondicionadas con un diseño moderno que las protegía mejor de la lluvia que ya no arruina la fiesta. Y respecto a lo de no fumar, algunas casetas habilitaron pequeños patios interiores, algo que ha terminado poniéndose de moda y que incluso ha dado origen a un nuevo concurso municipal. Así que… si hay problemas, se solucionan y adelante. Como hizo José Antonio Nieto en el 2011, que salió de alcalde abriendo la segunda etapa del PP en el Ayuntamiento, o José María Manzanares, a hombros en Los Califas en la corrida del día 26, con cuatro trofeos en la mano.

Y es que en años malos es cuando hay que echar más feria a la vida, eso sí, con iniciativas imaginativas y baratas. Un ejemplo: el intento de batir el récord Guinness de número de parejas bailando sevillanas en el 2012. Por cierto, de todo ello, Diario CÓRDOBA, bajo la dirección de Francisco Luis Córdoba, ya no solo informaba en su edición en papel, había consolidado una edición digital que por primera vez permitía que se pudiera leer en el móvil noticias de la Feria, en la misma Feria, y pocos minutos después de ocurrir.

Respecto a ese esfuerzo para reinventar la Feria en tiempos duros, nada mejor que recordar el trabajo de la Asociación de Casetas Tradicionales (ACT), que ya la década pasada pedía un cambio de modelo y que en los últimos años se ha hecho valer como interlocutor frente al Ayuntamiento. Algo similar a la Asociación de Casetas Populares (ACP), creada posteriormente y con otra concepción, pero también muy activa frente a las deficiencias que hay que resolver de la fiesta y del espacio que las acoge. De hecho, ya en el 2013 ambas asociaciones unieron sus voces para reclamar cambios al gobierno municipal de José Antonio Nieto, quizá más receptivo que los anteriores… pero en la práctica igual de inmóvil. Y es que si las cosas de palacio van despacio… las de la Feria aún más. Además, estaban las nuevas normas contra el déficit que dejaban muy poco margen para inversiones. Algo parecido podría decirse del mandato de la alcaldesa Isabel Ambrosio, que pudo festejar en la Feria del 2015 su victoria en las urnas, a falta de los pactos finales.  

Feria del 2015 | Las redes sociales y el móvil se han incorporado a la Feria, con miles de fotos diarias para el recuerdo. A. J. GONZÁLEZ

En el 2014 y 2015 comenzaba a verse una muy ligera mejoría económica en la Feria, reflejo de lo que ocurría con la sociedad cordobesa. Por fin se hablaba abiertamente de un mayor gasto y asistencia. Por cierto: un efecto que ya se notaba años antes pero que se consolidó tras la crisis económica: el público familiar y los grupos de amigos adultos abandonaban los días de bulla y consolidaban las jornadas de entre semana como las más animadas. Así, el martes, el miércoles o el jueves de Feria, según la edición, se convertían en los días con más afluencia. Sin embargo, aquellas visitas de cordobeses del resto de la provincia que convertían el segundo sábado de Feria en su sábado… pasaron a ser historia. La falta de un aparcamiento cercano durante más de una década (que desalentó la visita de la provincia) y la nueva conciencia ciudadana de la incompatibilidad del vehículo con la fiesta (además de los controles de alcoholemia) desligaron a la provincia. Sí es cierto que el turismo nacional y extranjero se dejó sentir más que nunca en las últimas ferias, sobre todo en la del 2016, a la que le sucedió una Feria del 2017 que fue la más calurosa de la historia, con 33,24º C de media en las máximas. Las casetas con aire acondicionado triunfaron. El susto de la década fue el incendio de la caseta Fosforito, en el 2018, que al día siguiente reabrió entre muestras de solidaridad de toda la ciudad. Un año en donde la petición de cambios en El Arenal era un clamor, con proyectos concretos sobre el papel, y que se le plantearon de golpe en el 2019 al nuevo alcalde, José María Bellido.

Los primeros cambios comprometidos hubieran llegado a El Arenal en el 2020 si no llega a ser porque en una feria muy, muy lejana, en China, a alguien le dio por cocinarse una tapa de murciélago, o un bocadillo de pangolín o… vaya usted a saber. Y cogió un bicho.

Y en la Feria Taurina, ahí están los premios Manolete, solamente dos en toda la década, con uno de esos galardones, como ya se ha dicho, para José María Manzanares y el segundo para Morante de la Puebla, en el 2013, por una faena en la que cortó dos orejas y rabo. Y eso a pesar de que El Juli salió a hombros en el 2012 y de que Morante de la Puebla hizo lo propio el 2018, todo ello con carteles más recortados que en décadas anteriores y alguna tarde para olvidar.

O quizá no. O quizá hasta la peor tarde de la Feria es algo que deberíamos mantener en la memoria para aún recordar con más alegría cada momento de una fiesta que invita a la vida. ¿O no está claro tras estos dos años sin Feria?