El candidato y presidente del PNV, Iñigo Urkullu, ha pisado el acelerador desde el primer día para intentar ser lendakari en el menor plazo posible. En las últimas horas se ha puesto en contacto telefónico con los principales líderes vascos, autonómicos y estatales y está decidido a iniciar cuanto antes una ronda de entrevistas para sondear posibles pactos.

Durante el día de ayer, Urkullu habló con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y con el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Telefoneó a los candidatos de las formaciones que han logrado representación parlamentaria: Laura Mintegi (EH Bildu), Patxi López (PSE), Antonio Basagoiti (PP) y Gorka Maneiro (UPyD).

El PNV también se puso en marcha y ayer mismo por la tarde reunió a su ejecutiva nacional para cerrar un calendario de contactos. Su presidente en Vizcaya, Andoni Ortuzar, declaró por la mañana que no descartan ninguna alianza, aunque matizó que aún es prematuro avanzar las fórmulas para garantizar la gobernabilidad de Euskadi.

Los 27 parlamentarios logrados el domingo permiten a los nacionalistas afrontar un gobierno en minoría con apoyos externos puntuales, aunque disponen de tres opciones teóricas para superar los 38 escaños que marcan la mayoría absoluta: con EH Bildu (21 parlamentarios), con el PSE (16), y, más improbable, con la suma de PP (10) y UPyD (1).

LA CRISIS Ya durante la noche electoral, Urkullu avanzó que todo acuerdo debería necesariamente estar orientado a la búsqueda de soluciones a la crisis, la consolidación de la paz y la convivencia y, a medio plazo, a la búsqueda de un nuevo estatus político para hacer de Euskadi una nación europea. Estas palabras coinciden con sus declaraciones en campaña, cuando reiteró que su principal objetivo es luchar por la recuperación económica, por delante del debate identitario.

Ni PSE ni PP han tendido su mano al PNV para lograr esa estabilidad, y han optado por dejar la iniciativa a Urkullu. La candidata de EH Bildu, Laura Mintegi, apuesta por aprovechar la mayoría nacionalista de la Cámara para reivindicar el derecho a decidir sin hacer "seguimiento a las imposiciones de Madrid".

Tras la ronda de contactos, que podría iniciarse en los próximos días, se abrirá un periodo en el que el PNV decidirá si finalmente opta por el Ejecutivo monocolor, la fórmula que más partidarios tiene en principio. El objetivo de Urkullu es que el nuevo Gobierno vasco esté en funcionamiento antes de Navidad. Por la experiencia de anteriores legislaturas, el lendakari suele ser investido entre dos y tres meses después de las elecciones.