Las personas pensamos, tenemos emociones, empatizamos, respiramos... pero los mercados solamente devoran. Las palabras cambio, confianza, PP y Rajoy pueden servir para seducir a los españoles. De hecho, parece que así lo están haciendo, y mucho, pero los mercados no comprenden el significado de esas bonitas palabras.

Los mercados solo computan deuda, prima de riesgo, recesión... Y únicamente comparten con los humanos el estrés y la desconfianza. Y ahora están muy estresados y desconfían de España. Así que Mariano Rajoy tiene un problema. El discurso de campaña le puede servir para ganar unas elecciones, pero no para convencer a los mercados.

El candidato conservador parece que no lo ha entendido, y estos días les pide que confíen en él. El jueves pasado, la prima de riesgo española llegó a los límites de los países que finalmente han tenido que ser rescatados. Y Rajoy ha tenido que hablar de ellos, a pesar de que lleva evitándolos desde hace meses. Y de nuevo, ambigüedad: "Lo primero es dar un mensaje de confianza. A los inversores hay que decirles que tienen que invertir en España y que van a recibir el apoyo del Gobierno". Sin novedades en el frente.

Y a los mercados se les debe estar escapando la risa con las teorías de Rajoy. Los mercados son como los lobos. Se comen a quien se les pone por delante. De una forma u otra, los mercados han engullido a todos los líderes políticos a los que les ha tocado lidiar con la crisis a la que tanto ha apelado Rajoy para poder ganar las elecciones que se celebran mañana. Ahora le tocará torearla, y no va a ser nada fácil. ¿Podría ser que el primer presidente de España con mayoría absoluta no agote la legislatura? Podría ser.