El plástico es ese material tan querido y tan odiado a la vez que convive en el día a día de todos, queramos o no. Presente en prácticamente todo lo que se usa, desde envases de productos de limpieza, botellas de todas las clases o ahora, aún más de moda en tiempos de pandemia, en los recipientes que usan muchos restaurantes para atender los servicios a domicilio. El plástico ha sido y es la gran lucha de las empresas que batallan por la preservación del medio ambiente y el daño que éste provoca, sobre todo en los ecosistemas marinos. La Unión Europea se ha propuesto que el reciclaje y reutilización de envases de plástico alcance el 50% en el año 2025 y el 55% en el año 2030. Ahora mismo, España está lejos de esa cifra y por ello el Gobierno ya prepara una nueva ley de Residuos y Suelos Contaminados. Es el momento de que todo el sistema de reciclado se vuelva más eficiente para poder hacer frente a las exigencias de las UE. Producir mayor cantidad de plástico reciclado para su reutilización es ahora el punto más importante. Y esta labor tan fundamental para nuestro presente, pero sobre todo para el futuro, es la que hace la empresa cordobesa Cordoplas.
Afincada en el polígono de Las Quemadas, con dos naves, y en La Cartola, Cordoplas se dedica a la recuperación y reciclado-valorización de materias plásticas mediante procesos mecánicos, es decir, a devolver la vida útil de los plásticos ya usados, tanto por particulares como por las industrias. Su labor es ser el eslabón fundamental en el sistema de la economía circular, dejando atrás los años en los que los residuos acababan su vida útil con un solo uso en los vertederos (sistema lineal).
LA EMPRESA
Desde 1986, cuando fue constituida con el nombre de Cordoplas, esta empresa familiar ha apostado por este sector, innovando en sus instalaciones y desarrollando un sistema completo para un mejor tratamiento del plástico a procesar. Francisco Cuenda fue el fundador de la misma y quien dio los primeros pasos para que esta empresa cordobesa fuera reconocida a nivel nacional. En la actualidad, sus dos hijos, José María y Pilar, son los pilares que sustentan Cordoplas para seguir dando el mejor servicio posible, junto a sus más de 50 trabajadores. Su labor está respaldada por su homologación dentro del Sistema Integrado de Gestión (SIG) de Ecoembes, así como su pertenencia a la Asociación Nacional de Recicladores de Plástico (ANARPLA), además de estar en posesión de certificación ISO 9001:2008 de Gestión de la Calidad e ISO 14001:2004 de Gestión Medioambiental.
Almudena Moya, responsable de Calidad y Medio Ambiente de Cordoplas, admite que “el reciclaje es un valor al alza. Nuestra labor es la de poner de nuevo en el sistema productivo el plástico que ya ha sido usado, por lo tanto, cerramos la cadena del sistema circular”. Aunque en los últimos años, la concienciación parece haber aumentado, muchas veces esos contenedores amarillos no recogen solo plástico, e igual en los demás hay más plástico que material orgánico. Por ello, desde Cordoplas apuestan por “una mayor concienciación de la ciudadanía para la separación de los residuos y no hay mejor manera de hacerlo que a través de los más pequeños. En los colegios son fundamentales todas las campañas para hacerles ver lo importante que es la labor de la separación en casa”. De igual manera, explica Almudena, “en algunas ciudades ya se están probando experiencias piloto para que las personas reciban ‘una recompensa’ por hacer bien la separación. Existen algunas máquinas que a cambio de plástico da vales descuento para supermercados u otras promociones. Esa forma de incentivar a la ciudadanía también es muy interesante”.
LA LABOR DE LAS INSTITUCIONES
Una ciudad concienciada por la importancia del reciclaje es una ciudad eficiente en el retorno del mayor porcentaje posible de los residuos al sistema de producción. Desde Cordoplas consideran que “cada vez más, las instituciones están haciendo una gran apuesta por el reciclaje, ya no solo de plásticos, sino de material orgánico, por ejemplo, fomentando el autocompostaje en los hogares para el posterior uso de ese abono resultante”. Cordoplas, además de recibir plásticos de toda España, también lo hace de Córdoba. Para Almudena Moya “las plantas de selección de Córdoba están haciendo una gran labor en la separación del material que nos es útil”. Moya reconoce que “las balas (material plástico prensado que sale de las plantas de selección) que nos llegan de Córdoba vienen muy bien trabajadas”. Eso sí, “no de todos sitios nos llegan tan bien separadas, por lo que es algo en lo que incidimos mucho a las instituciones, que son las que gestionan esas plantas, es vital que se haga una mejor separación del plástico útil para conseguir que la cadena de reciclaje sea cada vez más efectiva”.
EL PROCESO
Un selector óptico es el primer filtro que pasa el plástico cuando llega a las instalaciones de Cordoplas, tanto en Las Quemadas como en La Carlota. Esta selección automática separa el polietileno de materiales impropios, pero como la máquina no es infalible, el material pasa a la cinta de triaje manual, donde los operarios afinan la selección. Todo el material válido es triturado, lavado, centrifugado y una vez seco y limpio pasa al proceso de extrusión para finalmente obtener las granzas recicladas (esas lentejitas de plástico que todos hemos visto alguna vez). Esas granzas que se obtienen pueden ser de diferentes tipos de plásticos. Así, en las instalaciones de Las Quemadas, su producción se centra en la elaboración de polietileno de baja y alta densidad, polipropileno y plásticos técnicos. Mientras que en la Carlota tienen una mayor producción de polietileno de alta densidad y PET (tereftalato de polietileno).
El material elaborado por Cordoplas es adquirido por distintas empresas transformadoras de toda España. Los usos principales de las granzas recicladas con firma cordobesa son la elaboración de tuberías de riego, extrusión de film, soplado de cuerpos huecos, tuberías corrugada o inyección de piezas.
