Reportaje

La movilidad que educa

El CEIP Guillermo Romero Fernández culmina su tercera promoción como centro Erasmus+ viajando a Francia

Cinco objetivos docentes se cubren con la iniciativa

Alumnos que han participado en el programa Erasmus+.

Alumnos que han participado en el programa Erasmus+. / CÓRDOBA

R. Hita

Acaba de regresar de Challans (Francia) el grupo que forma la tercera promoción de alumnado Erasmus+ del CEIP Guillermo Romero Fernández de Alameda del Obispo (Córdoba).

Durante una semana en febrero, siete escolares de este colegio han tenido la suerte de participar en una movilidad de grupo. «La acreditación como centro escolar Erasmus+ hasta 2027 ha permitido al centro obtener fondos de la UE para desarrollar los objetivos propuestos en su proyecto KA120», explica Maribel Velasco, maestra del centro.

Según la docente, la satisfacción mostrada tanto por los estudiantes, de 1º y 2º de la ESO, como de sus progenitores muestra que se está avanzando en la consecución de los cinco objetivos previstos. El más claro, el del plurilingüismo, fomentando, en este caso, el aprendizaje del francés —y del inglés— utilizados durante el viaje y en el intercambio de cartas entre el alumnado.

Se ha dado a conocer el Patrimonio de la Humanidad de Córdoba mediante presentaciones previamente trabajadas en el CEIP al tiempo que han conocido lugares Patrimonio de la Humanidad en Francia.

«Los efectos del proyecto no se ven tan rápido, la labor es sembrar la semilla de la motivación»

En todo este proceso de movilidad se ha promovido el uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y Tecnologías para el Aprendizaje y el Conocimiento (TAC). «El nivel de motivación del alumnado por el aprendizaje se ha incrementado notablemente y se ha conseguido la internacionalización del colegio cordobés, al haberse incluso publicado en el periódico Ouest France la noticia de la movilidad».

Todos repetirían la experiencia

El 100% de participantes afirma que repetiría la experiencia, la cual les ha permitido conocer la cultura de otro país y convivir con estudiantes de edades similares y sus familias, trabajando en el College Charles Milcendeau. Junto a ello, incrementar el sentimiento europeísta, comprendiendo todo lo que hay en común y los valores esenciales compartidos. «Ha estado genial y nos hemos sentido como en casa», detalla un alumno.

Velasco añade que han abandonado la errónea idea de que aprender una lengua extranjera no sirve para nada, y así lo expresan: «Es muy importante saber más idiomas para la comunicación entre las personas»; «yo recomiendo saber más de uno»; «te abrirá muchas puertas en el futuro», explican otros estudiantes. Y algunas familias apoyan el efecto educativo de esta movilidad: «Les sirve en lo personal y lo académico. Mi hija viene más independiente y ha aprendido modales y costumbres. Incluso le gustaría vivir en Francia tras acabar sus estudios».

«Los efectos del proyecto no se ven tan rápido, pero los maestros sabemos que la labor es sembrar la semilla de la motivación por el aprendizaje y sus frutos... ya llegarán», concluye Maribel Velasco.