ANÁLISIS

«Democracia empresarial»

Lo que necesitamos son muchísimas más empresas y empresarios. Miles 

«Democracia empresarial».

«Democracia empresarial». / Archivo / Prensa Ibérica

Francisco José Bocero

Francisco José Bocero

Un puro oxímoron. Porque la verdad cuesta imaginar, por ejemplo, a un entrenador de primer nivel que juega la Champions llegando al vestuario y preguntando a los jugadores, «y hoy, ¿cómo queréis jugar?». Como también cuesta imaginar cientos de situaciones diarias en las que quién está al mando de algo, ceda «democráticamente» sus responsabilidades. Por supuesto, no es lo mismo mandar que liderar, pero ese es otro debate que, por cierto, distingue estilos de ejercer la autoridad en cualquier tipo de asociación humana que trate de funcionar con un mínimo de orden, organización y efectividad.

En el mundo de la empresa, no puede existir el asamblearismo, que es lo que esconde la idea de «democracia empresarial», que invocan quienes tienen un viejísimo concepto de la democracia, de 1917 para más señas, y, menos aún, saben lo que es una empresa en un país donde la inmensa mayoría de ellas son pequeñas y medianas y tienen propietarios -ah, la palabra clave- que arriesgan su patrimonio -otra palabra clave- para ganar dinero -uff, esto ya es insoportable-. Pues gracias a ellos, a su capacidad de crear empleo, generar riqueza y pagar impuestos, vivimos en una democracia, que si algo necesita es, precisamente, muchísimos más empresarios. Miles.

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