La negociación sobre la reforma de los convenios colectivos afronta la recta final con las espadas en alto. Los sindicatos y la patronal coinciden en dar más poder al empresario para adaptar las condiciones de trabajo a la coyuntura, pero discrepan en cómo conseguir ese objetivo.

CCOO y UGT intentan poner límites para evitar decisiones unilaterales, mientras que la CEOE considera prioritaria la mejora en las herramientas de flexibilidad interna para firmar un pacto que las dos partes ven factible. Cuando faltan pocos días para que expire el plazo que dio el Gobierno para intentar un acuerdo, los sindicatos y la patronal sufren cierto estancamiento en los aspectos medulares de la reforma de los convenios. Aunque no se habla directamente de subir los sueldos en función de la productividad, como había planteado la cancillera alemana, Angela Merkel, sí se negocia adaptar las condiciones de trabajo, como la jornada, el salario y el puesto, a la evolución de las compañías. "La flexibilidad interna es otra forma de hablar de la productividad", admitió uno de los negociadores.

MOTIVOS COYUNTURALES La patronal intenta abrir una nueva puerta para adoptar medidas de flexibilidad interna por causas temporales mucho más ágiles que ahora. En lugar del proceso de negociación previa con el comité de empresa de un acuerdo durante un máximo de 15 días, los empresarios plantean informar a los representantes de los trabajadores de los cambios internos por motivos coyunturales, según el último documento de negociación al que ha tenido acceso este diario.

CCOO y UGT lamentan que la patronal "quiere ir más allá de la flexibilidad introducida por la reforma laboral", aunque están dispuestos a suavizar sus exigencias siempre que la flexibilidad vaya unida a procesos transparentes de información.

DEBATE POR LA VIGENCIA El otro foco de fricción en la negociación que se está llevando a cabo es el fin de la vigencia de los convenios. En este sentido, los sindicatos aceptan acabar con la situación actual de prórroga indefinida de los acuerdos que han agotado su vigencia. Sin embargo, rechazan partir de cero para los nuevos empleados. En su lugar plantean fórmulas para forzar a los empresarios a negociar y a aceptar mediaciones y arbitrajes con las que impedir que se deje morir un convenio.

Aunque en la recta final de los contactos ha aumentado la presión pública sobre los negociadores, tanto las centrales sindicales como la patronal coinciden en la petición de evitar las interferencias externas. De momento, el Ejecutivo ha ampliado el plazo de negociación hasta mediados de la semana que viene.