Cuando comienza un nuevo ciclo nadie puede volver atrás y comenzar de nuevo, pero sí se puede comenzar hoy mismo para fijar unos cimientos que den estabilidad al edificio (Córdoba CF). En fútbol lo más importante no es ser grande al empezar, sino empezar a ser grande. Lo que lleva a un club a empezar a ser grande es a partir del punto de inflexión en el que después de hacer un análisis profundo (no basta con ir triturando profesionales sobre la marcha, sino apostar y crecer bajo un proyecto fiable y creíble), los máximos dirigentes se den cuenta del porqué no se han cumplido los objetivos y hacer una critica exhaustiva para localizar los errores, puesto que si no buscas una explicación difícilmente buscarás la razón para cambiar nada.

La historia de un club es mucho más que los regidores que la representan, es una idea, es una filosofía, una manera de ser, de jugar, de pensar, de comportarse dentro y fuera del terreno de juego. No solo basta con componer una plantilla de buenos jugadores para formar un grupo, hay que firmar jugadores para hacer un buen equipo, y lograr que ese equipo tenga en el terreno de juego orden para que aparezca el talento a través de los recursos de los jugadores importantes y comprometidos a través de los mecanismos psicológicos y del juego. Estos mecanismos son los que hacen a un equipo grande o pequeño. Los dirigentes deben pensar que una política sin grandes revoluciones y continuista es lo que da estabilidad a los clubes ganadores.

En fútbol todo lleva su proceso y en la planificación no es aconsejable intentar meter el segundo gol antes que el primero. Es importante analizar de manera exhaustiva el pasado para pronosticar el futuro, puesto que el futuro está oculto detrás de los gestores que lo planifican. Para empezar un proyecto hace falta valentía, para terminarlo hace falta sabiduría, sentido común y perseverancia.