Ni siquiera se mostró enfadado por la estrategia. "Si hubiéramos aguantado más en pista quizá habríamos regresado por delante de Rosberg o Webber". Fernando Alonso es consciente de la dificultad de improvisar con los actuales neumáticos. "Nadie podía esperar que pudieras marcar vuelta rápida en el giro 30 con los superblandos". No quiere superdecisiones en el muro, solo que no haya errores de bulto, que no le quiten lo que se gana en la pista. Así se ha situado líder del Mundial. Con eso y con una reacción del equipo capaz de mejorar un coche que apenas podía entrar en la Q-3 en las primeras carreras.

"No estaremos contentos hasta que no seamos los más rápidos, y no lo somos", dice Pat Fry, jefe técnico de Ferrari. En su mejor clasificación, haciendo vueltas perfectas, Alonso solo ha podido ser cuarto en Barcelona y quinto en Mónaco. "Los sábados es cuando se mide la velocidad pura de un coche", dice su ingeniero Andrea Stella. Y, en Mónaco, ese coche era el Mercedes. "Teníamos el coche más rápido, pero Webber no me dio opción", confesó Rosberg. El objetivo de Ferrari es llegar a ese nivel. "Antes peleábamos por pasar a la Q-2 y ahora tenemos a los dos coches cómodamente en la Q-3".

El túnel del viento de Maranello ya funciona, el trabajo se ve en la pista y, en Canadá, Ferrari estrenará otro buen paquete de evoluciones, incluidos alerones delanteros y traseros nuevos. "Barcelona era un circuito con curvas rápidas, este de Mónaco no se puede tener en cuenta, pero Canadá hay muchas rectas. Si vamos bien en Canadá, podemos ser optimistas".