Estrellas consagradas del deporte como Michael Jordan o David Beckham lo llevaban. El baloncestista lo consideraba mágico, hasta el punto de que recientemente ha descartado que se retire su camiseta con su número, algo que sugirió LeBron James.

Iñigo Díaz de Cerio (San Sebastián, 15 de mayo de 1984) se hizo con él después de dejar el Sanse. Fuera por necesidad o simple casualidad, a Iñigol le ha acompañado el 23 desde entonces y con él vivió una de sus grandes tardes de fútbol en El Arcángel, el 20 de enero del 2008. El Córdoba de Paco Jémez no había perdido ni un partido en toda la primera vuelta y recibía a los donostiarras, que acababan de cesar a Chris Coleman, el técnico que en teoría debía devolverles a Primera División. Eizmendi, técnico del Sanse, se sentó en el banquillo de El Arcángel. No hubo color. La Real Sociedad era un equipo de superior categoría y Díaz de Cerio se encargó, con dos grandes jugadas, de firmar dos tantos de bella factura. Uno de ellos, incluso, se llegó a aplaudir tímidamente en el coliseo ribereño.

Por aquellos entonces ya se hablaba del interés del Athletic de Bilbao por el jugador, ya que la Real acaba de descender a Segunda e Iñigol era un valor en alza. Finalizó esa campaña y al comienzo de la siguiente llegó la desgracia. Tras un año en el dique seco y con traspaso de por medio a San Mamés, Díaz de Cerio volvió a la actividad hace apenas 12 meses, ya con Joaquín Caparrós en el banquillo rojiblanco y con la explosión de Fernando Llorente o Muniaín.

El Tenerife era el que más porfiaba en su concurso. No en balde, el titular de su banquillo, Gonzalo Arconada, fue quien le hizo debutar con el primer equipo donostiarra. Y eso no se olvida. Al igual que su técnico en los juveniles, en este caso, Javier Zubillaga. Pero el vínculo con la familia es más profundo.

En la campaña 2005/06, el Sanse disputó la fase de ascenso a Segunda A al Las Palmas. Los canarios ganaron en la vuelta por 1-0, con gol de Darino. En la ida, Nauzet Alemán marcó en el 89 un gol que fue, en realidad, el que dio el ascenso, ya que los cachorros donostiarras habían anotado en el minuto 82 y en el 85, este último obra de Iñigo Díaz de Cerio. El autor del primer tanto era Jon Zubillaga, hijo del actual director deportivo blanquiverde, que ese año entrenaba al Real Unión de Irún y se enfrentó a ellos. Hace ya meses definió a Iñigo Díaz de Cerio como un futbolista "de los que no se rinden nunca en el campo y que tiene un compromiso brutal". El que le ha traído a Córdoba.