A Cristiano Ronaldo se le vio el miércoles en el Bernabéu y a Leo Messi se le vio ayer en Sant Joan Despí. Todos tranquilos. Las estrellas del clásico, los dos mejores jugadores del mundo --el orden se invertirá a partir del martes en el Balón de Oro y, luego, en el FIFA World Player--, ya corren hacia el clásico del domingo. Los dos estarán sobre el césped del Camp Nou, aunque ninguno de los dos se encuentra en perfectas condiciones físicas. Messi anda recuperándose de la pequeña rotura fibrilar que sufrió en el aductor izquierdo y Cristiano Ronaldo intenta coger ritmo después de haber estado ausente casi dos meses de los terrenos de juego.

Reapareció Messi haciendo carrera continua con el recuperador Juanjo Brau, Sin forzar, pero golpeando el balón, sin poder reprimirse. El Madrid tampoco se reprimió el miércoles para adelantar la reaparición de Cristiano Ronaldo, a quien parece necesitar más que el Barça a Messi. Un síntoma de la preocupación del Madrid por el juego azulgrana, que no oculta Manuel Pellegrini ni tampoco la inmensa mayoría de la plantilla. El Madrid esgrime como argumento la teoría de los números, resumida en el liderato. "Al Barcelona le veo bien, pero por suerte le veo por el retrovisor", bromeó ayer Iker Casillas, aludiendo al hecho de que los azulgranas van por detrás desde su empate en Bilbao el pasado sábado. Ni Puyol ni Xavi rebatieron esa evidencia. "No sé cómo se encuentra Ronaldo, pero por poco bien que esté lo meterán en el campo", añadió el central , que tuvo un pique con el delantero en la final de Roma. "Ronaldo tuvo un mal gesto y se lo recriminamos allí, pero quedó olvidado ya aquel día".

Nadie olvida, sin embargo, el 2-6. Ni los azulgranas ni los blancos, víctimas de uno de los mayores escarnios que se pueden vivir.