Entrevista | Sandra Lorenzano Escritora

"La herida permanece para siempre en aquellos que deben alejarse de su hogar"

Presenta 'Herida Fecunda' en la Biblioteca Grupo Cántico

Sandra Lorenzano.

Sandra Lorenzano. / Víctor Castro

María José S. Guardiola

María José S. Guardiola

Sandra Lorenzano ha presentado su libro Herida fecunda, en la Biblioteca Provincial Grupo Cántico. En el acto, ha manifestado algunas de sus vivencias durante su propia historia de exilio, desde la Argentina de la dictadura hasta México. Esta obra, que parte desde la propia experiencia de la escritora, ha sido galardonada con el 15 Premio Málaga de Ensayo.

-¿Qué se puede encontrar en Herida Fecunda?

-Es un libro en el que reflexiono, a partir de mi propia experiencia de exiliada, sobre lo que significa en este momento los exilios, las migraciones o los desarraigos, considerando que el ensayo tiene mucho también de lenguaje poético y literario. Me parece que la poesía, y lo digo más como una forma de mirar el mundo que como un género literario, es una de las mejores formas de poder entrar a algo que tiene que ver con la reflexión, donde no están excluidos los efectos, las emociones y los sentimientos.

-El libro parte de su vivencia personal como exiliada, pero es una historia en la que se pueden ver representadas muchas personas, ¿qué tienen en común las historias de exilio?

-Lo primero que hay que decir es que el verte obligada a dejar tu propio hogar, tus raíces, tu cultura, y muchas veces tu propia lengua, es algo que nos marca a todos los exiliados. Hay un denominador común que es este desarraigo que provoca una herida, permanece para siempre en aquellos que deben alejarse de su hogar por las razones que sean. Mi reflexión en este libro me lleva a pensar en aquello que decía la escritora brasileña Clarice Lispector, es verdad que el exilio es una herida, pero podemos buscar el modo de convertirla en una herida fecunda, a mí esto me interesa muchísimo, porque es una herida con la que poco a poco aprendemos a vivir y se convierte en una seña de identidad. Ese es el deseo último de quienes migramos, poder tener una vida lo más luminosa posible, aunque la herida no termine de cicatrizar nunca.

-A pesar de pasar los años y construir una vida en el lugar donde se ha exiliado, ¿la etiqueta de ser de fuera se mantiene?

-Depende mucho de las experiencias del país al que emigres, yo me considero argenmex, una nacionalidad un poco particular, un gentilicio que hemos creado porque realmente una no pierde sus raíces, fueron los primeros 16 años de mi vida, pero no puedo decir que no sea mexicana después de casi cinco décadas allí. Esto es una manera de mostrar el agradecimiento a un país que nos permitió tener un hogar y una patria, cuando nuestro propio hogar nos expulsaba.

-Entonces, ¿se puede decir que hay parte positiva en el exilio?

-En un primer momento no te das cuenta que lo tiene, el dolor lo cubre todo, pero una vez que llegas a un sitio en el que puedes volver a decir, estoy en casa, donde puedes ganarte la vida, tener un trabajo, estudiar, armar una familia... el primer desgarramiento doloroso puede volverse algo positivo, puede convertirse en un espacio de crecimiento, de conocimiento y de amor también. Eso es lo que puede regalar el exilio y la migración, aunque a veces es más difícil.

-Ha estudiado la figura de María Zambrano, ¿Qué encuentra en ella?

María Zambrano es una de mis maestras para pensar en el exilio, ella escribió mucho sobre esto y dice una cosa muy bella que tiene que ver con lo que estoy contando, ella dice: el exilio ya es parte de mí, no puedo concebir mi identidad sin el exilio que viví, el exilio es hoy mi patria. Ella tardó mucho tiempo en volver a España y cuando llegó recibió el premio Cervantes, fue la primera mujer en recibirlo, en su discurso, inició con un agradecimiento a México.

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