REPORTAJE

Luis Martín-Santos, el psiquiatra que revolucionó las letras españolas

A cien años de su nacimiento y sesenta de su muerte, ve la luz una nueva edición de 'Tiempo de silencio' y se inicia la publicación de sus obras completas

Luis Martín-Santos, autor de 'Tiempo de silencio'.

Luis Martín-Santos, autor de 'Tiempo de silencio'. / EPE

Eduardo Bravo

"La vida social diurna de Luis, con sus amigos de San Sebastián, era como una novela de Scott Fitzgerald […]. Entonces, de repente, la tragedia empieza a aparecer: la fatalidad cabrona abre el pozo y allí van uno tras otro. Primero el marido de Pepa Rezola, Perico Arana, que muere de repente. Y sigue con la muerte de Rocío, que era alegre, simpática, guapa, encantadora. Y cuando no faltaba más que…, que le pasara algo a Luis…, pataplán: se mata", recordaba el realizador Mario Camus a José Lázaro, autor de 'Vidas y muertes de Luis Martín-Santos' (Tusquets, 2009), la biografía del escritor nacido en Larache el 11 de noviembre de 1924 y fallecido en Vitoria el 21 de enero de 1964.

Aunque ni siquiera llegaría a cumplir los cuarenta, en esa breve existencia Martín-Santos tuvo tiempo de sobra para convertirse en uno de los psiquiatras más brillantes de la España de los años 50, destacarse como uno de los renovadores de la literatura en castellano de los 60, ser un importante miembro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la clandestinidad y despertar tanta admiración como celos e inquinas.

Entre los que quedaron fascinados por su inteligencia estaba Carlos Castilla del Pino, que lo calificaría como "la cabeza más clara que la psiquiatría española poseía". Entre los que digirieron regular el éxito de Tiempo de silencio estuvo su amigo Juan Benet y, uno de aquellos a los que se le fue la mano con la animadversión fue Francisco Umbral que, en su 'Diccionario de literatura. España 1941-1995 de la posguerra a la posmodernidad', llegaría a decir de 'Tiempo de silencio' que era "la parodia provinciana del 'Ulises', es decir, un subproducto que perplejizó a los antifranquistas de entonces que no habían leído a Joyce […]. Se vivió largos años del mito, la clave y la consigna de 'Tiempo de silencio', cuya lectura a mí me resultó letárgica".

La vida que duele

Al igual que el autor de 'Mortal y rosa', Martín-Santos sufrió la pérdida de un hijo de edad temprana. Se trataba de Leticia, fallecida a los tres meses de edad a consecuencia de, presumiblemente, muerte súbita del lactante. "¿Quiere usted hacer el favor de dejar de fumar mientras entierra a mi hija?", le habría dicho furioso al enterrador el escritor que, a pesar de esa vida muelle de la que hablaba Mario Camus, había tenido una dura infancia y adolescencia, marcadas por la esquizofrenia que sufría su madre.

"Un día le herí sin quererlo, de manera particularmente dolorosa. En una cordial discusión sobre un libro de Reichenbach, 'La filosofía científica' […], que él no había leído y yo sí, llevándome las manos a la cabeza, le dije: 'Luis, concreta, no disgregues, no esquizofrenices, por favor'. Yo ignoraba que su madre padecía una esquizofrenia desde hacía muchos años", recordaba Carlos Castilla del Pino.

De hecho, fue la enfermedad de la madre la que haría que, después de estudiar medicina en Salamanca con premio extraordinario, doctorarse con una tesis dirigida por Pedro Laín Entralgo y hacer las prácticas de cirujano en el Hospital Cínico San Carlos de Madrid para contentar a su padre, médico militar, Martín-Santos abandonase esa disciplina para dedicarse por entero a la psiquiatría.

Discípulo de López-Ibor, en 1951 el futuro escritor sería nombrado director del sanatorio psiquiátrico de San Sebastián y, si bien todo apuntaba a que lograría ser catedrático de universidad, su militancia política clandestina en el PSOE truncó sus planes. Tras suspender una de las convocatorias, Martín-Santos fue detenido y encarcelado. A pesar del oprobio que suponía este hecho entre la alta sociedad donostiarra, entre los círculos militares de su padre y en la propia universidad, el hecho de que ya hubiera firmado la solicitud para presentarse a una nueva convocatoria provocó que las autoridades franquistas no pudieran impedirle concurrir al examen.

En consecuencia, durante varias semanas, Martín-Santos acudiría a la Facultad donde se realizaban las pruebas desde la cárcel de Carabanchel, escoltado por dos policías y acompañado de su padre que, para intentar imponer cierta autoridad, iba ataviado con su uniforme de general.

"Faltaba, para una película de Buñuel o Saura, un cardenal, un coronel de la Guardia Civil, un torero vestido de luces, monjas, un coro de marquesas y otro de mendigos", recordaba el psiquiatra Fernando Claramunt. Finalmente, el tribunal decidió darle la plaza al candidato apoyado por el Opus Dei, lo que indignó a Martín-Santos y a sus amigos, uno de los cuales, el neurocirujano de la Jiménez Díaz Sixto Obrador Alcalde, apedreó la facultad de Medicina rompiendo los cristales de la entrada. Acto seguido, se identificó a gritos y pidió que le enviasen la factura a su casa.

"Inmoral y nauseabundo"

El paso por la cárcel fue determinante para que Martín-Santos, que ya había publicado un libro de poemas de juventud a iniciativa de su padre, varios tratados de psiquiatría y mantenía inéditos numerosos textos breves, concluyera la que sería su primera novela, 'Tiempo de silencio', que enviaría a Carlos Barral. "Querido Luis: tu novela es sensacional. Y además va a caer como una bomba en medio del panorama uniforme del joven realismo patrio. Experimento los extraños escozores de los exploradores de selva virgen", le respondió el editor catalán, que le anunciaba que había mandado uno de los originales a Les Éditions du Seuil de París y le animaba a presentarla al Premio Biblioteca Breve.

Poco tiempo después, Barral dio traslado del manuscrito a Josep Maria Castellet que, en su informe de lectura, escribía: "De un asunto vulgar, el autor ha sacado una obra interesantísima hecha de comentarios, alusiones, ironía, crudeza y ternura". A continuación, aconsejaba su publicación.

El informe de la censura dijo de 'Tiempo de silencio' que era un "texto con frecuencia inmoral y nauseabundo"

La censura, sin embargo no fue de la misma opinión que Castellet. El 7 de agosto de 1961, el "lector número 11", que encubría la identidad del empleado de censura F. Aguirre, emitió un informe en el que, entre otras cosas, exponía que "el texto es con frecuencia inmoral y nauseabundo". Si bien resolvía que el texto era "No publicable", más adelante matizaba su decisión y se mostraba abierto a la que la novela viera la luz, siempre que se suprimieran o modificasen algunos pasajes.

El libro llegó finalmente a las librerías en 1962 y, a pesar de esas mutilaciones, no tardó en convertirse en un fenómeno editorial y social que fue comparado con 'La colmena' de Cela o 'El Jarama' de Ferlosio. "A diferencia de 'El Jarama', que es una novela coherente, totalmente conseguida, redonda, 'Tiempo de silencio' es una obra aún vacilante, desnivelada y con bastantes aristas. Pero ello tiene una explicación —afirmaba Juan Goytisolo—. Mientras que 'El Jarama' es el broche final de un cierto tipo de novela, la conclusión magistral y definitiva de un proceso narrativo que se prolonga durante casi un siglo (y por eso las obras de dicha tendencia, publicadas con posterior nos parecen simplemente reiterativas, muertas, por así decirlo, al nacer), 'Tiempo de silencio' es el comienzo de una nueva etapa, una obra que abre para la novelística española todos los caminos y puertas que le cerrara 'El Jarama'. Es, pues, el principio de una línea, no el final de ella; el punto de arranque, no su coronación".

Se abrió el pozo

Después de las detenciones, el paso por prisión y la pérdida de la cátedra, parecía que el éxito de 'Tiempo de silencio' había conseguido que la vida de Martín-Santos se encauzase. Sin embargo, como decía Mario Camus más arriba, "la fatalidad cabrona" abrió el pozo. En 1963, Rocío Laffón, esposa del escritor, falleció en el domicilio familiar por un escape de gas a consecuencia de la anosmia que sufría y que le impidió detectar el olor del combustible.

Desbaratado emocionalmente, Martín-Santos se volcará en el cuidado de sus hijos, en la escritura, en la psiquiatría y en intentar recomponer su vida junto a su amiga Pepa Rezola. Fue a ella a la que llamó desde el hospital para tranquilizarla, después de sufrir un aparatoso accidente de coche en Vitoria, cuando se dirigía a San Sebastián acompañado de su padre y un amigo. Sin embargo, lo que parecían heridas sin consideración, acabaron dando lugar a una serie de hemorragias internas de gravedad. Aunque fue llevado al quirófano e intervenido de urgencia, Luis Martín-Santos falleció en la mesa de operaciones.

 "A los pocos días de morir Luis, aparece Pepa Rezola en Madrid, que quiere verme con mucha urgencia. Me cuenta que tiene capítulos sueltos de una novela que el único que la conoce soy yo, aparte de ella, porque se la ha contado a ella también", recordaba Mario Camus, que le preguntó a Rezola: "¿Y qué pretendes?", a lo que la mujer le respondió: "Que la reconstruyamos". La novela en cuestión era 'Tiempo de destrucción', la segunda parte de una trilogía iniciada con 'Tiempo de silencio' y que nunca se llegaría a completar con ese otro "tercer tiempo". Publicada en 1975 por Seix-Barral, en 2022 vio la luz una nueva edición de 'Tiempo de destrucción' en Galaxia-Gutenberg a cargo de Mauricio Jalón y que, a día de hoy, se considera la versión definitiva y que más se acerca al proyecto original.

Para conmemorar el centenario del nacimiento del autor y los sesenta años de su muerte, estas dos editoriales han recuperado títulos de Martín-Santos y han publicado obra inédita. En el caso de Seix-Barral, se ha puesto a la venta una nueva edición de 'Tiempo de silencio' con un prólogo escrito para la ocasión por Enrique Vila-Matas. Por su parte, Galaxia-Gutenberg ha iniciado la publicación de las obras completas del escritor.

El primero de los volúmenes incluye su narrativa breve, entre la que se encuentran los apólogos, y la narración 'Condenada belleza del mundo', el relato de un rodaje de cine que el escritor vivió con su amigo el realizador Antonio Ezeiza. El siguiente volumen, que saldrá a la venta en mayo de 2024, incluirá 'Libertad, temporalidad y transferencia en el psicoanálisis existencial', ensayo en el que el médico y escritor combina la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud con la filosofía existencialista de Jean-Paul Sartre.

A estos lanzamientos se sumará en los próximos días la exposición 'Luis Martín-Santos. Tiempo de libertad', comisariada por Julià Guillamon y que permanecerá abierta en la Biblioteca Nacional desde el 4 de abril al 9 de junio, momento en el que viajará al Museo San Telmo de San Sebastián, donde se expondrá desde el 13 de septiembre al 12 de enero de 2025. Por último, Rocío y Luis, los dos hijos mayores del matrimonio Martín-Santos-Laffón, protagonizan 'Tiempo de silencio y destrucción, un viaje por la vida y la obra de Luis Martin Santos', documental dirigido por Joan López Lloret en el que profundizan en la obra, la figura y el recuerdo de su padre, y cuyo estreno está previsto para este otoño.