Bujalance rinde homenaje al universal tenor Pedro Lavirgen

Con el concierto extraordinario, celebrado en el Teatro Español, a cargo de la Banda de Música y la Coral de la Asociación Pedro Lavirgen, dirigidos por Francisco Navarro Rodríguez, se ha rendido homenaje al universal tenor e Hijo Predilecto de la ciudad de Bujalance, fallecido el pasado mes de abril, Pedro Lavirgen Gil, a la vez que se ha conmemorado la festividad de la Patrona de la Música, Santa Cecilia. 

En el concierto, --fue brillante musicalmente y muy emotivo--, se interpretaron los temas más importantes y emblemáticos de ópera y zarzuela en su extensa carrera lírica, que lo hicieron famoso y lo encumbraron en los mejores teatros operístico de España y del mundo. 

Comenzó el concierto con un semblanza y un recorrido en imágenes del tenor, desde su infancia, su juventud y el paso de su trayectoria musical y de éxitos y reconocimiento por en todo el mundo. Todo ello acompañado por la banda de música con Nessum Dorma. Seguidamente se pudo disfrutar de temas tan señeros y famosos de la ópera y la zarzuela, como Cavallería Rusticana; La Rosa del Azafrán; Agua, azucarillos y aguardiente; Il Trovatore, Nabuco; La Canción del olvidos; Alma de Dios y Tannhauser. Entre cada tema, se iba relatando a vida de Pedro Lavirgen, sus éxitos musicales, sus premios y la relación con su pueblo natal Bujalance y con la Asociación Músico-Cultural Pedro Lavirgen.

En las obras interpretadas en el concierto, destacaron las voces de los solistas Francisco Romero y Antonio Priego, junto a una coral que dejaba ver la conjunción y el empaste de las voces en una amplia gama de matices, que se iban alternando con momentos instrumentales de la banda de música, donde los espectadores pudieron disfrutar de un concierto único para señalar en los anales de la música en Bujalance.

El concierto que contó con la presencia de familiares del tenor y autoridades locales, concluyó, con las emocionadas palabras del hijo de Pedro Lavirgen, Mario Lavirgen, agradeciendo este gran homenaje a su padre, que durante su vida había paseado con orgullo, por todos los teatros del mundo, el nombre de Bujalance, su ciudad natal. La despedida fue apoteósica con la obra Tannhauser y los aplausos de un público entregado, puesto en pie, agradecido por el magnífico espectáculo ofrecido.