Al margen

La ballena

Narra la historia de un hombre inmerso en una crisis total, con obesidad mórbida, que da clases 'on line' en una universidad a distancia

Fotograma de la película.

Fotograma de la película. / CÓRDOBA

Todo un tratado sobre la soledad, la culpa, el dejarse hasta límites brutales... Un suicidio lento, con intento de redención incluido. El protagonista de la última película de Darren Aronofsky (cineasta estadounidense, responsable de títulos como Cisne negro o El luchador, por citar los más conocidos) se halla inmerso en una crisis total, su cuerpo ya no puede más (con obesidad mórbida y una tensión arterial mucho más que alta). Escondido tras la pantalla oscura, con la excusa de tener la cámara del ordenador rota, imparte clases on line de literatura en una universidad a distancia.

Y ahí es dónde llegamos al título del filme (The whale), cuando aparece su figura y se citan algunos comentarios críticos sobre la conocida obra literaria de Melville (Moby Dick) escritos por una hija que fue abandonada, junto a su madre, por él cuando se enamoró de un alumno que ya no está. Ahora es justo cuando vuelve a aparecer esa hija adolescente, años después, y empieza la lucha psicológica entre ellos: él luchando para recuperar su cariño y ella, perdida, en medio del desastre en que habita su padre.

El filme posee un carácter de lo más teatral: en un solo espacio (la casa, refugio y prisión donde está condenado a permanecer sin posibilidad de salir) se ponen en escena diferentes situaciones donde cada personaje y el protagonista luchan psicológicamente por llevarse el gato al agua.

Asistimos a todo un recital interpretativo de Brendan Fraser, que reaparece después de tiempo hundido en la oscuridad, para construir un personaje tras el que se esconde el actor que conocimos (gracias a una excelente labor de caracterización física), en el que posiblemente sea su mejor trabajo (y eso que se nos ha privado de escuchar la tenebrosa y profunda voz de la versión original) y gracias al que aspira, con bastantes posibilidades, al Oscar a mejor actor.

Ya se sabe que este tipo de personajes gustan mucho a los académicos. Pero conviene no olvidar que el resto del reparto está a la altura de este gigante, dando efectivas réplicas en sus intervenciones.

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