Recuerda Sara Baras cuando se le pregunta el sortilegio que obra Córdoba cuando contempla sus evoluciones en el Gran Teatro. El hecho revelador de que no haya papel desde tiempo atrás en taquilla contribuye a dar pábulo a esta creencia. Y es lo cierto que esta artista forjada en el triángulo gaditano de Cádiz, San Fernando y Jerez, con el magisterio clásico inequívoco de su madre Concha y el influjo racial de Tía Juana la del Pipa, siempre nos ha mostrado la esencia del baile flamenco en el escenario; tanto da que interprete el deambular de la reina Juana fuera de sí como el de la granadina Mariana Pineda, con el auxilio del que fue alma del Lliure, Lluis Pascual, en conjunción con el maestro Manolo Sanlúcar. Los cuatro premios Max y el Nacional de Danza habían de ser lógica consecuencia.
Es el bolero, que antecede al flamenco con las gallardas, chaconas y demás manifestaciones danzadas, el elemento que inspira en feliz armonía lo que habrían de ser la seguiriya, soleá, caña, garrotín o bulería. La feliz concurrencia de Keko Baldomero en la música contribuye a que exista la fluidez en todo momento. Recordamos, además, que no es una historia lineal sometida a una lógica formal, sino las inferencias que pudieran plantearse entre un baile esencialmente palaciego y su influjo en lo popular, con el recuerdo de fondo de lo que decían los latinos imitatio.
Es el programa, pues, la lógica consecuencia de esta concordancia, con la interpretación de once temas con el inicio del bolero que le da título a la propuesta y la fusión final del bolero y la bulería flamenca (Alma de bolero), con los temas interpretados: Alma (bolero), Nostalgia (seguiriya), Señora (garrotín), Algo contigo (bulería), Contigo aprendí (rumba), Te extraño (caña),Vete de mí (bolero), Toda una vida (soleá por bulería),Remolino (soleá), Adoro (jaleo) y Alma de bolero (bulería).
Han acompañado este viernes en el Gran Teatro a la bailaora Keko Baldomero en la música, Santana de Yepes en los textos, así como las colaboraciones al cante de Juana La del Pipa, Israel Fernández y Rancapino Chico, el piano de Alex Romero y el contrabajo de José Manuel Popo. El cuerpo de baile ha estado por con Chula García, Charo Pedraza, Daniel Saltares, Cristina Aldón, Noelia Vilches y Marta García, y los músicos a la guitarra han sido el propio Keko Baldomero y Andrés Martínez; con la intervención al cante de Rubio de Pruna y Matías López El Mati. La aportación a la percusión de Antón Suárez, Manuel Muñoz El Pájaro, el saxo, armónica y flauta de Diego Villegas y la sabia dirección de Sara Baras hacen que la propuesta en escena tenga la calidad esperada, por más que no haya una historia contada con estructura lógico-formal, con principio y final.
