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CONCIERTO

Broche de oro de Fito en Los Califas

El rockero y su grupo vuelven a la plaza de toros cordobesa para dar un cierre musical a la Feria de Mayo

Fito y Fitipaldis pone el broche de oro al mayo cordobés

Fito y Fitipaldis pone el broche de oro al mayo cordobés Manuel Murillo

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Fito y Fitipaldis pone el broche de oro al mayo cordobés Pilar Montero

No hay mejor forma de poner el broche de oro a una feria de mayo que bailar frente a un rockero de pura cepa. Ante el furor del público cordobés, Fito y sus Fitipaldis volvieron a la plaza de toros de Los Califas como ya lo han hecho en otras ocasiones, con la elegancia del rey que no bajará de su trono por muchos años que pasen.

Por la boca vive el pez llegó pronto junto con Me equivocaria otra vez público de toda edad y condición enloqueció. Se trata de himnos no generacionales, sino eternos. Cielo Hermético, de Cada vez Cadáver sonó frente a un océano en movimiento, proyectado en una pantalla gigantesca.

Luces parpadeante a ritmo de rockabilly mientras Rafael o "El Mochi" como le llaman sus amigos, subía a las gradas para demostrar a su prometida su amor, Gloria. "vida mía que te quiero tanto..." Cantaba el rockero de la gorra, al mismo tiempo que Mochi imitaba un rasgueo de guitarra. Saxofón, guitarra eléctrica y Rafael y Gloria bailaban como los enamorados que son, con sueños y una vida por delante. "Fito.. Fito.. Fito.." coreó Los Califas. Las menos conocidas fueron disfrutadas con la atención de los devotos a una leyenda. Los solos de guitarra a pantalla grande eran ya de por sí un espectáculo digno de admiración. Un sonido impecable que puso a bailar a la pista con versos que mezclan el romanticismo descarado con una actitud vitalista. "Es todo lo que tengo, el oro de mi tiempo, la flor de mis neuronas y por supuesto la luna..." Qué más se le puede prometer al ser amado.

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Fito y Fitipaldis pone el broche de oro al mayo cordobés Manuel Murillo

Mientras la fiesta en El Arenal llegaba al principio de su fin, en Los Califas se veían abrazos, palmas, manos arriba y mucho rock and roll. Donde hace unas semanas se toreaban toros, anoche se toreaban emociones. "viva Córdoba y viva el rock and roll, hostia", clamó al público la figura menuda. No le hizo falta mucho más, ni siquiera moverse demasiado sobre el escenario. Cambió de canción con la misma naturalidad que de guitarra eléctrica a acústica. Es conocida la humildad del artista, quien invitó a los Morgan a tocar y cantar con él Sólo quiero gritar en el escenario en lo que fue uno de los momentos estelares de la noche.

Juntos lograron un sonido típico de road movie que, al cerrar los ojos, situaba al oyente en tiempos atrás, en cualquier estado del país de las barras y estrellas. Fito Cabrales, Carlos, Alejandro y el saxo de Javier Alzola saben montar un buen espectáculo sin más armas que un amor desmedido por la música. "los conciertos son cultura y unión", comentó acertado Antonio Jordano, fanático de Fito desde siempre y quien piensa seguirlo a A Coruña. "uno viene al concierto por los sentimientos que lo mueven", añadió. En ese sentido, anoche no hubo tanta diferencia entre una canción de Fito y unas sevillanas. Ambos buscaban un punto de encuentro, una respuesta lúdica a muchos meses sin música, sin búsqueda de respuestas a preguntas que ya ni siquiera queremos hacer.

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