La influencia del grupo artístico Equipo 57 vuelve a cobrar vida en Córdoba, la ciudad junto con París donde gestaron la mayor parte de sus producciones, con una exposición de 230 obras, entre pintura, escultura, mobiliario y cartas procedentes de los archivos del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Caac) que los artistas donaron a la institución en 2007.

La muestra, comisariada por Juan Antonio Álvarez Reyes y Yolanda Torrubia, estará abierta al público hasta el 28 de febrero y constituye una oportunidad de conocer en profundidad el modus operandi de unos creadores que, en la mitad del siglo 20, cuando las tendencias del arte en Estados Unidos y Europa viraban hacia la angustia existencial fruto de la posguerra, ellos trataban de romper con las narraciones dramáticas individualistas a partir de la unión entre investigación plástica y reflexión científica.

De este modo el grupo de autores, en su mayoría cordobeses, formado por Juan Cuenca, Ángel Duarte, José Duarte, Agustín Ibarrola y Juan Serrano, entre otros, adoptó una metodología basada en la investigación y la discusión colectiva de conceptos, previa a la realización de las obras en las que no era tan relevante la firma como su sentido dentro de un objetivo común de influencia social. Esta actitud un tanto asamblearia propició, como es lógico, alguna que otra discusión aunque, en palabras del mismo Juan Cuenca "la sangre nunca llegó al río pese a las discusiones porque primaba una amistad inquebrantable". Ese es el motivo de que el Equipo 57 fuese "algo inédito e irrepetible", ha declarado Cuenca, aunque su actividad solo fuese prolífica de 1957 a 1962.

Juan Cuenca junto al comisario del C3A Juan Antonio Álvarez Reyes, en la inauguración de la exposición del Equipo 57 AJ GONZÁLEZ

Las teorías del equipo de artistas y arquitectos se centraron en la necesidad de expandir el espacio plástico, lo que les llevó en 1957 a formular la teoría de la Interactividad del espacio plástico, según la cual el color, la línea y la masa no existen como elementos independientes y autónomos, sino que forman parte de un mismo espacio dinámico. Dicha formulación se aplica a su pintura geométrica; sus piezas escultóricas, dinámicas y de apariencia orgánica, así como sus muebles, desmontables, a partir de piezas ensambladas, que reflejan la ideología radicalmente utópica de proyectarse hacia el hombre y la sociedad como objetivo último, sin abrazar la justificación personal.

El visitante puede conocer de cerca estas manifestaciones, junto con el fondo archivístico, también expuesto, que apoya la filosofía del Equipo 57, cuyos miembros solían comunicarse por carta con frecuencia.

Una grieta en la montaña, las obras de los residentes

Junto con la muestra dedicada al Equipo 57, el Centro de Creación Contemporánea exhibe hasta el 28 de febrero los resultados de los nueve artistas participantes en el quinto Programa de Investigación y Producción del C3A, cuyas obras son el resultado de una gran variedad de técnicas, conceptos y formatos aplicados en base a su experiencia de trabajo en los laboratorios del centro.

Los nueve artistas residentes del C3A posan junto a la obra de la artista sevillana Irene Infantes AJ GONZÁLEZ

El sevillano José María Delgado, músico y artista sonoro, ha tomado como referencia las reverberaciones de La Caja Negra del centro para su proyecto de texturas musicales "irreconocibles" a partir del techno y el shoegaze, que sumergen al espectador en un ambiente extraño.

La también sevillana Irene Infantes ha aprovechado otro de los espacios exteriores de los laboratorios para su proyecto de arte plástico en el que, a partir del textil, ofrece una relectura de las telas que se producían en el periodo califal cordobés.

Sobre una sala oscura se sitúan dos circunferencias paralelas, suspendidas, obra del sevillano Cachito Vallés, basadas en un antiguo reloj astronómico y que invita a reflexionar sobre la posición del hombre en el universo.

Ya en los laboratorios de creación, el dúo de artistas Fuentesal Arenillas da un giro conceptual radical a lo que entendemos como una mesa, un objeto, un cristal o incluso nuestras propias tripas, situando en el nivel de humanidad a ambos entes. En el espacio contiguo, Julia Llerena parte en Ombligo, cuenco y agua de las similitudes entre el barro y la piel para crear una especie de cartografía humana sobre el suelo de hormigón que, al contacto con la luz, crea una sensación de dinamismo y organicidad.

La artista de Pozoblanco Consuegra Romero parte del dibujo a bolígrafo para crear paisajes oníricos que nos enfrenten a verdades trascendentales de la vida y Fernando M. Romero investiga en nuestra relación con los objetos, para lo que ha empleado madera, papel vídeo y música, con la colaboración de skaters y un batería cordobeses, con un resultado que expande los límites de lo inerte.

Finalmente Lois Patiño, de Vigo, colabora con Niño de Elche en su vídeo Somos los de los asnos, dentro del disco La Exclusión, en el que el músico reflexiona sobre las diferencias sociales en la Europa contemporánea.

La grieta en la montaña hace referencia la capacidad de estos artistas de salirse de los márgenes de un espacio preestablecido, de indagar sobre el espacio. Sus obras conviven ahora con la vanguardia del siglo 20, en un diálogo que en ningún caso pasa desapercibido para el espectador.