La literatura es, junto al flamenco, una de las grandes pasiones de este jiennense que se siente cordobés y en esta ciudad ha desarrollado, además de su carrera docente, sus inquietudes como escritor, que se han traducido en la participación en la fundación del colectivo Mucho Cuento, entre otras muchas iniciativas. Es autor de numerosas críticas literarias, obras teatrales, relatos y poemas. Mañana, en la Biblioteca Central, a las 19.30 horas, presentará su última obra, Luces y sombras en la imagen literaria de Córdoba, un ensayo en el que a través de textos originales hace un análisis de cómo han visto esta ciudad los numerosos autores, tanto propios como extraños, que han escrito sobre ella desde la época califal hasta nuestros días.

¿Qué ha pretendido con esta obra?

He querido plantear la imagen que se ha dado de Córdoba en los libros a través de un recorrido literario desde la Córdoba califal hasta nuestros días, y para ello he acudido a muchos textos originales, incluyendo algunos muy antiguos traducidos por María Jesús Viguera, hasta los últimos de Salvador Compán o Francisco Solano Márquez, pasando por Pero Tafur, un viajero empedernido y una figura muy interesante. También aparecen en este libro testimonios de Cosme de Medici y de los viajeros románticos, aunque rehuyo de los más conocidos, y otros autores como John Haycraft y su Babel in Spain.

Córdoba ha sido inmortalizada en crónicas, libros de viaje, ensayos, dramas, novelas y poemas. No cabe duda de que es una ciudad inspiradora ¿A qué cree que se debe?

Tanto a su espacio físico como a las civilizaciones que han pasado por la ciudad, que le han dado un prisma que encanta a los viajeros que han pasado por Córdoba o se han instalado aquí.

En esa literatura, ¿nos encontramos otras visiones que no sean las enamoradas y apasionadas?

Sí. Por ejemplo, la de Cosme de Medici, pero en este caso no tanto de la ciudad como de las costumbres de sus moradores. Sin olvidar a Pío Baroja, que de forma novelada habló mucho. De este autor, acudo a su novela Los visionarios, escasamente conocida, y también a una ruta literaria a través de La feria de los discretos, sin olvidar Tras la mirada de Salvador Compán. No pretendo ser crítico y negativo, solo quiero mostrar dos caras de una misma realidad

¿Es objetiva la imagen que tenemos de Córdoba a través de la literatura?

La literatura no tiene por qué ser objetiva. Por ejemplo, mientras que la historia aspira a ser veraz, la literatura aspira a ser verosímil. Es cierto que hay visiones, intencionadamente o no, que caen en el piropo fácil, pero también las hay sosegadas sin caer en la autocomplacencia, aunque estas últimas no son la mayoría.

¿Ha vivido la ciudad de su pasado en exceso?

En algunos momentos se ha recreado en exceso en su pasado, además de haber muchas expresiones tópicas como la de que en Córdoba somos senequistas. ¿Eso qué significa si Séneca se instaló en Roma cuando apenas sabía andar? Hay determinismos clasificatorios que no tienen ningún sustento.

¿Quiénes han valorado más la ciudad, los propios o los extraños?

Yo creo que los propios y en demasía, pero hay gente que tiene juicios mesurados acerca de la ciudad. Los extraños, de forma dominante, se han dejado llevar por una visión romántica, como los viajeros franceses e ingleses.

¿A qué fuentes ha acudido para hacer esta investigación?

Sobre todo, a los archivos y a la lectura en bibliotecas, además de mis libros. Esta obra se detiene en los textos originarios, no me invento nada. Lo único que hago es de albacea testamentario. He escrito a todos los autores vivos para pedirles que me cedan los textos, como Salvador Compán, Francisco Solano Márquez, Antonio Urquízar o Noemí de Haro, además de otros textos antiguos traducidos de la época de al-Andalus.

¿De qué momento de la historia de Córdoba nos han dado los libros la visión más real?

He indagado mucho en Baroja y quizá sea él el que más profundizara sobre la ciudad. Vino muchas veces y era muy amigo de Julio Romero de Torres, que fundó la Academia de los legítimos a la que Baroja perteneció. Este autor procura registrar lo que ve y está muy apegado a la realidad.

A lo largo de lo todo lo que ha leído, ¿hay rasgos literarios que describen y definen la historia de Córdoba?

Hay cierta complacencia en todo lo que se ha escrito de Córdoba, una especie de autojustificación de lo grandes que somos a partir de figuras emblemáticas. Pero no todos se dejan llevar por la pasión.

¿Leen sobre Córdoba los cordobeses?

Respondo con una frase de Baroja: «La gente creía saber de las cosas de oídas». La pasión por la lectura no es una de las notas definitorias de esta ciudad.