Ya era hora. En cuanto el contexto lo ha permitido, Jenifer Yésica Martínez Fernández ha apuntado en la agenda el regreso casa, la ciudad que da sentido e inspiración a Palmeras, el último disco de India Martínez, con una clara referencia al barrio de sus orígenes, de los que nunca ha renegado.

Cuando la suma de pop y flamenco impulsó su carrera, comenzó la convivencia entre India y Jenny, que hasta hoy sigue generando momentos intensos. Prueba de ello es el último trabajo de la artista, el poemario Verdades a medias, que nada tiene que ver con la música, sino con su paisaje emocional interno; con la dualidad entre lo íntimo y lo mediático, lo que ocurre alrededor de los escenarios y lo intrascendente de su día a día lejos de ellos. Este libro, como el disco Palmeras, de 2019, forman parte de una etapa en la carrera personal y profesional de India Martínez llena de nostalgia. Con La gitana, grabado en el barrio de Las Palmeras, hizo alarde de ese espíritu indomable y orgulloso del sur, de una esencia de la que no se desprenderá nunca por muy lejos que viaje, por muy alto que suba, por muchas colaboraciones estelares que haga con artistas de la talla de Marc Anthony, con quien trabajó el año pasado en Convénceme, y que ha regalado a Córdoba acompañada de las palmas de un público que se desvivió por ella durante todo el concierto.

Ha sido muy bonito escuchar a esa gitana en directo, en un formato más íntimo, junto a la sobria compañía de un piano que ha ayudado a coronar la potencia vocal de la artista. Un conjunto de músicos han aportado el toque flamenco de un repertorio todavía pop.

En esta cita, India Martínez se ha acercado al alma de su afición hasta el punto de cambiarse de ropa, enfundarse un conjunto naranja, subirse al piano y cantar casi a capella canciones «muy especiales» para ella como Hola mi amor, El regalo, Un ramito de violetas y Ángel, con la que se le saltaron las lágrimas.

La noche ha tenido muchos momentos álgidos, como el anterior. Pero antes, la novia de Córdoba ha hecho un recorrido por temas de Palmeras.

El cielo había amenazado a la plaza de Toros de los Califas con nubes grises y llovizna. La temperatura de otoño había terminado con el último aroma a flores de las noches de verano, sus brisas agradables, que tan bien hubiesen combinado con los quejíos flamencos más esforzados de la cantante. Mejor así. Las caras embelesadas de los asistentes no han dado la impresión de necesitar distracciones emocionales más allá de esa voz que ha parecido hablarles directamente a su alma sureña. Las mujeres jóvenes que se encontraban entre un público local, intergeneracional, las que tocaban un poco las palmas o se movían de un lado a otro, fuesen del barrio que fuesen, tenían delante un referente. Es lo típico de que si tienes talento, pasión y quieres, con un toque de suerte tú también puedes lograrlo. Siempre y cuando nunca olvides de dónde vienes, para volver allí siempre con orgullo.