La conmemoración del 90 aniversario de la muerte de Julio Romero de Torres ha servido para acercar la vida y obra del artista a los ciudadanos, que pudieron disfrutar a finales del año 2020 de una exposición organizada por el Ayuntamiento de Córdoba que reunió una selección de su archivo íntimo, compuesto por fotografías, cartas, documentos de venta de sus cuadros, artículos de prensa, etcétera. Todo ello forma parte de los casi 14.000 documentos del artista a los que se puede acceder a través de la web del Archivo Municipal de Córdoba -que tiene una entrada propia para el pintor- y la del museo del artista, y que han sido ordenados y catalogados por Ana Verdú, directora de esa institución, y la archivera María del Mar Ibáñez, encargada de catalogar la hemeroteca, y ambas comisarias de Lejos del tópico.

Pero es tal el legado documental que se posee de Romero de Torres que quedó mucho por mostrar en esos ocho cubos temáticos que lucieron en el Paseo de la Ribera, ya que solo de sus referencias en prensa se tienen en el Archivo Municipal más de 6.700 registros de artículos, entrevistas y reportajes, lo que da una idea de la trascendencia que el pintor y su obra tuvieron en su época, tanto dentro como fuera del país. Toda esta documentación pone de manifiesto la buena sintonía que siempre reinó entre el artista cordobés y la prensa, que lo mimó tanto en vida como después de su muerte.

El origen de este archivo, ahora catalogado digitalmente, es la recopilación por parte de la familia del pintor de todas las noticias referidas a los Romero de Torres, un legado que fue donado a la ciudad tras la muerte del pintor, además de sus cuadros, que fueron el germen de su actual museo. «Lo que comenzó siendo una pequeña colección de recortes se convirtió en una hemeroteca temática de más de 6.700 registros», explica Ibáñez, que justifica tanta presencia en los medios de comunicación «porque se convirtió en un personaje mediático debido a unos inicios envueltos en el escándalo y en la polémica», recordando que en 1906 presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes el cuadro titulado Vividoras del amor, «que fue rechazado por inmoral».

«Este hecho dio pie a un debate que tuvo eco en todo el país y, finalmente, ese, junto a otros cuadros del pintor, fueron expuestos en un casino bastante modesto de Madrid, teniendo esta exposición mucho más éxito que la que censuró al artista cordobés», continúa Ibáñez. Este y otros agravios en los años posteriores provocó en 1912 que el periódico madrileño La Tribuna promoviera una suscripción popular para regalar a Romero de Torres una medalla de reconocimiento. Otra de las claves de su atención mediática residía en su cercanía con los círculos artísticos e intelectuales de Madrid, «que hicieron causa común con él», encontrándose artículos sobre el artista de firmas como las de Alfonso Camín, Carmen de Burgos, Ricardo de Montis, José María Carretero (El Caballero Audaz) y Margarita Nelken, entre otros muchos, con los que también le unía una buena amistad.

Caricatura de Romero de Torres publicada en ‘ABC’ en agosto de 1923.

Caricatura de Romero de Torres publicada en ‘ABC’ en agosto de 1923. CÓRDOBA

Pendientes de su carrera

La prensa local siempre siguió muy de cerca su carrera, pero también lo hicieron importantes cabeceras nacionales, tanto de periódicos como de revistas ilustradas como Nuevo Mundo y La Esfera. Pero la estela mediática de Romero de Torres traspasó fronteras, de lo que también da fe este inmenso archivo, que posee recortes que hablan del insigne pintor de publicaciones de numerosos países europeos y latinoamericanos, de EEUU y hasta de Japón, donde su cuadro La consagración de la copla fue portada de un periódico del país. «Cuando comencé la catalogación de la hemeroteca, un encargo del Ayuntamiento en el que analicé recorte por recorte, mi sorpresa iba en aumento al tomar conciencia de la dimensión del personaje», señala Ibáñez, que resalta la riqueza de esta documentación, que, «además de revelar datos de la personalidad del artista a través de entrevistas y reportajes, también nos muestra cómo fue su época».

Estos documentos son muy significativos porque, evidentemente, entran en el ámbito de lo privado, de sus relaciones», explica Verdú, que apunta que en esas entrevistas le piden su opinión sobre política, sociedad, moda y hasta le preguntan por sus gustos en cuanto a las mujeres, un criterio este último «que sorprende un poco porque, lejos de preferir a una mujer morena de ojos negros como las que pintaba, el pintor asegura lo que le más le gusta de una mujer es su flexibilidad».

También se pueden encontrar entre esta infinidad de documentos cartas entre el pintor y algunos periodistas, y en todas ellas se desprende «el respeto y cariño que le tenían». «No era un hombre adulador y debió ser muy afable», continúa la directora del Archivo Municipal, que señala que aunque «se dice que era un hombre serio, a través de estos testimonios no lo parece». Por otro lado, prosigue Verdú, era «muy acogedor» y «su estudio en Madrid estaba siempre abierto, era un sitio de reunión y no había artista que no pasara por allí, además de personalidades que requerían ser inmortalizadas por sus pinceles».

Un ídolo local

«Era un ídolo local, tenía un magnetismo especial. Cuando regresaba a Córdoba desde Madrid, numerosos ciudadanos lo recibían en la estación y lo acompañaban hasta la plaza del Potro», asegura Ibáñez, mientras Verdú sentencia: «Era un profeta en su tierra, aclamado como maestro de la pintura, y la prensa local hizo todo un seguimiento a su carrera, haciéndose eco, por ejemplo, de cada uno de los cuadros que comenzaba a pintar».

Imagen de la revista ‘Unión ilustrada’, en la que el artista pinta a Lolita Astolfi. CÓRDOBA

Pero Romero de Torres salta muy pronto también en la prensa extranjera. «Entre 1900 y 1912 se hicieron muchas exposiciones colectivas, tanto en Europa como en Estados Unidos, en las que Romero de Torres participó junto a Sorolla», lo que dio pie a numerosos artículos, continúa Ibáñez, que recuerda que realizar la selección para la exposición Lejos del tópico fue un arduo trabajo en el que mucha de esta documentación se quedó fuera.

Entre todo lo que no pudo ser expuesto en esa muestra figuran entrevistas en las que el pintor habla de sus proyectos de futuro, «como cuando Madrid se le quedó pequeño y pensaba trasladarse a París», y ofrecen datos «del carácter y la personalidad del artista de su propia voz», continúa Ibáñez. Otro de los hitos que no se expuso fue el detalle que tuvo con el artista cordobés la Asociación de la Prensa Española cuando en 1923, y con motivo de la visita de los Reyes de España a Bélgica, quiso hacer un regalo a sus colegas belgas. La ofrenda fue un cuadro de Romero de Romero de Torres, La Niña de las Saetas, que, como recogía la noticia, «está colocado en el despacho presidencial de la Casa de la Prensa de Bruselas».

«Tenía una relación muy especial con la prensa», insiste Ibáñez, que cuenta que en 1927 el periódico ABC convocó un concurso de belleza en el que Julio Romero participó como jurado y una de las premiadas fue Concha Piquer. Y fue reclamado en 1929 por la Asociación de Periodistas Cinematográficos, encabezaba por Rafael Marquina, para que el pintor entrara a formar parte de este colectivo, que comenzaba entonces su andadura.

caricatura publicada en la revista ‘Gedeón’ (1912).

caricatura publicada en la revista ‘Gedeón’ (1912). CÓRDOBA

También se pueden encontrar en este archivo numerosas reseñas en prensa de los muchos banquetes con los que fue homenajeado el ilustre pintor, a los que asistían importantes autoridades e, incluso, «hay cartas de personalidades excusándose si no podían ir», prosigue Verdú, que reconoce, igual que Ibáñez, que aunque ambas tenían conciencia de la importancia del artista nunca hubieran imaginado «hasta qué punto fue reconocido en su época». «Cuando empecé a leer artículo por artículo no daba crédito al éxito que tuvo en su vida», apunta Ibáñez, que cree que en Córdoba aún se desconoce mucho del pintor, cuya vida y trayectoria es digna de estudio.

Capítulo aparte son sus caricaturas, realizadas por importantes firmas como las de Silvio, Fresno o Aristo Sánchez, y publicadas en periódicos como El Liberal, Nuevo Mundo, El Heraldo de Madrid, La Razón de Buenos Aires, etcétera. «Nos costó mucho trabajo hacer una selección para la exposición», insisten ambas expertas, que han conseguido profundizar en la vida y obra del insigne pintor y toda esa información (documentos de archivo y fototeca), ahora digitalizada, está al alcance de cualquier ciudadano a través de la web del Archivo Municipal de Córdoba (www.archivo.cordoba.es), a la espera de que muy pronto se pueda tener acceso on line a los 6.700 registros catalogados por Ibáñez que componen la hemeroteca, una tarea en la que actualmente está trabajando la Biblioteca Central. «Esto será una mina para los investigadores», concluyen ambas al unísono.