Artistas vinculadas al mundo del flamenco como la cordobesa Inmaculada Aguilar o las granadinas Marina Heredia y Eva Yerbabuena, comparten cómo viven estas semanas de cuarentena y confinamiento, y reflexionan sobre la situación del sector cultural y creativo ante la crisis mundial por la pandemia del coronavirus.

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La bailora Inmaculada Aguilar vive el confinamiento junto a su marido y continúa en contacto con su alumnado del Coservatorio de Danza Luis del Río, de donde es profesora. "Seguimos motivándolos e incentivándolos para que continúen practicando y estudiando desde su casa", pero "sin ningún tipo de presión" porque "debe ser como una liberación".

En cuanto a sus otras facetas, asegura que ha tenido suerte porque no se han suspendido sus actos y conferencias, sino aplazado, aunque no puede evitar "sentir mucha penaç" ante la suspensión del Festiva de la Guitarra. "Después de dos años de ausencia, tristemente este año, que se dedicaba a Paco Peña, con quien me formé, iba a volver", y esto ha supuesto "un golpe", aunque, dice, "todos somos conscientes de esta situación" y "era complicado mantener esa cita". Pero no todo es malo, ya que en estos días ha sido solicitada para participar en el Festival de Jerez que se celebrará en febrero del 2021.

Sobre la situación de sector, la bailaora considera que es "una incertidumbre" y piensa que después de esto "todos saldremos cambiados de mentalidad" y "nada será igual". "Supongo que afectará a la contratación y a los derechos de los artistas", aunque, sentencia, "el virus no mata a la cultura, lo que la mata es la falta de apoyo".

Desde su casa de Granada, la cantaora Marina Heredia pasa estos días en familia "lo mejor que se puede", manteniéndose ocupada entre cantes, libros y "sus cosas", e intentando seguir con el trabajo y los ensayos. Se mantiene en contacto con sus músicos a través de internet de cara a su próximo disco, que debía salir al mercado esta primavera y que seguramente se retrasará al menos hasta final de año. Con distintas cancelaciones encima de la mesa, lamenta que los artistas vayan a ser los últimos en incorporarse a la normalidad y vislumbra un futuro próximo "muy oscuro" porque, especialmente los flamencos, "suelen vivir al día".

La bailaora Eva Yerbabuena se encuentra junto al guitarrista Paco Jarana y sus dos hijas, de 25 y 7 años, en su casa de Sevilla. Hasta aquí regresó el pasado marzo con la prioridad de centrarse en su familia después de que su participación en la antesala de la Bienal de Flamenco de los Países Bajos fuera suspendida. Reconoce una "incertidumbre grandísima", a pesar de que los artistas están ya acostumbrados a vivir con ella "con rachas mejores y peores". Partidaria de "pensar, reflexionar y reinventarse" durante esta etapa sin actuaciones para empezar a buscar soluciones y no solo quejarse, defendiendo también el carácter de la cultura como "bien imprescindible".