LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO CORDOBA, 1959.

TRAYECTORIA LICENCIADO EN PERIODISMO, TRABAJA DE FOTOGRAFO Y PERIODISTA FREELANCE. HA RECIBIDO PREMIOS COMO EL REY DE ESPAÑA Y EL NACIONAL DE FOTOGRAFIA.

Siendo un niño muy pequeño, la vida llevó a Gervasio Sánchez lejos de su tierra, a Barcelona. Hoy día, entre viaje y viaje, su hogar se encuentra en Zaragoza. A pesar de ello, cada vez que lo oyes hablar tiene muy presente a Córdoba, a su equipo de fútbol, el Córdoba CF, al que ha seguido hasta en los años malos de Segunda B, a su condición de socio de Afoco o al honor de haber recibido el premio de periodismo Julio Anguita Parrado. Este reconocido fotógrafo y periodista se ha convertido no sólo en uno de los más laureados profesionales de este país, sino en la voz crítica e incómoda capaz de denunciar los horrores de la guerra con sus fotos y con sus artículos. Estos días expone por tercera vez en Córdoba. Se trata de una muestra antológica de su trabajo que el pasado viernes inauguró la Bienal Internacional de Fotografía de Córdoba. Una exposición que en sus primeros días ha sido mostrada por el autor en exitosas visitas guiadas, en las que cientos de cordobeses han comprobado su pasión y el compromiso por su trabajo, así como su cercanía y sencillez.

--¿Que es 'Antológica'?

--El espectador que venga a ver esta muestra se encontrará con el trabajo de 30 años de un fotógrafo especializado en zonas de conflicto. Se trata de un exposición muy curiosa, ya que la inmensa mayoría de las fotografías están realizadas tras la caída del muro de Berlín. Un hito que supuestamente iba a mejorar el mundo e iba a reducir sensiblemente el número de guerras. Sin embargo, estoy sorprendido de que el mundo se haya vuelto tan violento, ya que todos en esta profesión pensábamos que el número de guerras iba a disminuir y nos íbamos a quedar sin trabajo.

--¿Qué le parece la Bienal de Córdoba?

--Creo que es muy importante que se mantenga la Bienal. La fotografía es todo, fotoperiodismo, fotografía documental, abstracta, conceptual... Cualquier tipo de fotografía es válida si la historia que presenta merece la pena ser contada en imágenes. Hay que dejarse de etiquetas y batallas y utilizar este tipo de plataformas para mostrar esas historias. Además creo que, salvo el madrileño PhotoEspaña, en el resto del país ningún otro evento se parece a este y que el alcalde de Córdoba haya incrementado el presupuesto un 10% es un milagro, cuando el resto de festivales fotográficos no dejan de verse reducidos.

--¿Cuál es el fin de la labor de un fotoperiodista en zona de guerra?

--En una guerra ocurren hechos brutales, muy difíciles de narrar y que a veces duran décadas. La obligación de un fotógrafo de guerra es documentar lo que ocurre, para quizás evitar que esto no vuelva a ocurrir, o, al menos, para que nadie diga que estos sucesos no ocurrieron. En definitiva: testimoniar otro capítulo de violencia humana. Si rebobinamos la historia vamos a tener muchas dificultades para encontrar un periodo sin guerras. Yo creo que no existe y que dentro de 500 años seguiremos viviendo en un mundo muy violento.

--Tras su último trabajo sobre los desaparecidos políticos en países de todo el mundo, ¿en que está trabajando?

--Acabo de finalizar un trabajo sobre las mujeres en Afganistán junto a la periodista Mónica Bernabé, en el que hemos intentado documentar el drama que afecta a la totalidad de las mujeres afganas en el interior del hogar. Hemos huido de la imagen del burka y de las mujeres invisibles, para mostrar historias con nombres y apellidos sobre la violencia en el hogar. Unas agresiones que nada tienen que ver con la religión, sino con la tradición afgana, en la que los padres aún entregan a sus hijas siendo niñas a hombres mucho mayores a cambio de una importante dote.

--¿Cómo ve el futuro del periodismo?

--Creo que estamos en un punto sin retorno, sin salida, en un cuello de botella en el que yo no veo solución. Cada año en España se licencian miles de chicas y chicos en las más de 50 facultades de periodismo, imagen y comunicación del país. Yo cuando empecé hace 30 años había tres escuelas en toda España. Se trata de un número de profesionales enorme que están entrando en un mercado laboral inexistente, lo que les dificulta enormemente encontrar un trabajo.

--¿Qué les recomendaría a los jóvenes que quieran seguir su profesión?

--¡Vete de este país! Lo digo con mucho dolor. La mejor generación de fotógrafos de conflictos españoles están trabajando todos para medios extranjeros, porque aquí es imposible. Y a los chicos y chicas periodistas les digo que aprendan un idioma difícil como el árabe, el ruso o el chino para especializarse en alguna parcela del periodismo en la que puedan ser muy buenos y poder así conseguir un trabajo decente con una remuneración digna.

¿Qué proyectos tiene en el horizonte?

--A corto plazo tengo varios viajes para trabajar en temas de actualidad y de cara al futuro he vuelto al proyecto de Vidas minadas , para dentro de unos años presentar el balance de este reportaje tras el paso de 25 años.